Las partículas elementales - Michel Houellebecq
Las partículas elementales es una novela de Michel Houellebecq del año 2000, que tarda bastante en arrancar y que aun sin decepcionarme no me ha llegado a atrapar del todo.
¿De qué va Las partículas elementales?
La historia cuenta las vidas de los hermanastros franceses Bruno Clément y Michel Djerzinski, nacidos de un matrimonio hippie. Michel, que tiene una incapacidad crónica de establecer relaciones afectivas, es criado por su abuela paterna, y termina convirtiéndose en un biólogo molecular responsable de que la humanidad elimine la reproducción sexual en el futuro.
La vida de su hermanastro Bruno, un profesor de literatura, es más trágica. Tras pasar de un internado a otro, acaba en un matrimonio sin amor. Bruno es un insaciable adicto sexual con tendencia a contratar prostitutas y al sexo telefónico. Tras una fracasada tentativa de seducir a una de sus estudiantes termina en un hospital psiquiátrico.
Gran parte de la historia se presenta en forma de diálogos entre Michel y su amor de la niñez Annabelle, Bruno y la novia de él, Christiane.
Curiosamente, aun no pareciéndolo, el libro tiene lugar en una época futura, en la que la humanidad ha suprimido la sexualidad como forma de reproducción y con ello la competitividad y los instintos destructivos inherentes.
Si algo tiene Houellebecq es la soltura con la que aborda temas muy delicados, desde los encuentros sexuales con su habitual obsesión por el sexo oral, pasando por la falta de sentido vital de cada uno de sus trágicos personajes. El suicidio es un tema recurrente en sus novelas, y al menos cuatro personajes se suicidan en este libro.
Me gustaría destacar dos partes del libro especialmente. Una de ellas es la descripción del oscuro personaje de David di Meola, una frustrada estrella del rock, satánico, hijo del fundador de la comunidad hippie donde vive la madre de Bruno y Michel.
Si hay algo que me gusta mucho de Houellebecq es que no se esconde en emitir juicios de valor sobre todo dios; desde la cultura New Age, los musulmanes, la sociedad de consumo y el turismo sexual. Tampoco esconde su particular visión sobre el amor o los valores tradicionales de la sociedad.
Se realizaría una adaptación cinematográfica bastante libre y muy mediocre en el año 2006 por parte del alemán Oskar Roehle. La trama se traslada del París original a Berlín y a pesar de que un correcto Moritz Bleibtreu recibiese un Oso de Plata en el certamen de Berlín del año 2006, la película es bastante confusa, está rodada torpemente, sin nada de alma y no respeta casi nada del libro.
El largometraje difiere del libro en el final (mucho más optimista y esperanzador) y en las motivaciones de los personajes. No queda claro realmente qué intereses mueven a los protagonistas. En la película son demasiados "simpáticos". Otros puntos esenciales de los personajes se omiten igualmente. Tampoco se respeta la cronología del libro. La película empieza casi al final del libro y echa la vista atrás. El libro es más lineal e incluso termina en un lejano futuro. La película no se sostiene por sí misma si no es como complemento a un libro que tampoco acaba de ser redondo.
Valoración:
⭐⭐⭐⭐ de 5
Aun siendo uno de los libros más afamados de Houellebecq, Las partículas elementales transcurre por terrenos demasiados abstractos. Toda la parte científica me ha aburrido soberanamente. En cambio, la parte emocional es majestuosa a pesar de ser un tema muy delicado. Los personajes están bien construidos y se pueden entender sus motivaciones a pesar de no poder empatizar con ellos.
Houllebecq vuelve a incidir en sus señas de identidad y quizá aquí radique su mayor defecto o virtud; La búsqueda frenética del sexo, la desilusión con la sociedad, las drogas, el egoísmo exacerbado, la impotencia masculina, las sectas religiosas y los locales swinger.
A este hombre hay que leerle sí o sí, pero no de seguido. Un libro al año como mucho. Cansa que gire una y otra vez sobre lo mismo, aunque su visión sea descarnada, muy honesta y no se case con nadie, la sensación de que quiere volver a contarte la misma historia está demasiado presente.
Gracias por comentar a este autor tan peculiar.
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