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Ascenso al Infierno / Madame Le Noir, Parte III

Ascenso al Infierno - Madame Le Noir, Parte III



    Al inicio, cuando abro los ojos, no sé dónde estoy. Tras unos segundos, cuando mis ojos ya se han acostumbrado a la semioscuridad, lo sé. Sé exactamente dónde estoy. En la sala Londres de Madame Le Noir. Me hizo estudiar cada sala, cada centímetro del local hace semanas antes de entrar en él por primera vez. Estoy atado de pies y manos con unas bridas de plástico a un sillón orejero. No estoy a oscuras, acaso en penumbras. La sala está sensualmente iluminada con suaves tonos rojizos, amueblada en estilo burlesque, y una inmensa cama victoriana con volantes. Olga está chupándome la polla.

    Olga está vestida únicamente con una parca azul forrada con capucha y gafas de sol de lentes amarillas reflectantes. Su lengua de Mozart cartografía mi polla desde la base de los testículos hasta la punta de mi glande. Ha conseguido introducirme un anillo con su boca desde la punta de mi verga hasta la base de mis huevos, hecho que acrecienta mi erección. Mi polla está a punto de explotar. Siento el hormigueo típico en los dedos de los pies anunciando mi inminente eyaculación. Mi polla se yergue dentro de su boca. Voy a correrme. Me mira a los ojos y se detiene, sube el calzoncillo y se marcha sin más, dejándome a medias.

    La voz de Papa Booze inunda la sala. Estaba de pie detrás mía todo este tiempo.

    —Gracias, Olga —mientras la besa en la mejilla y le palmea el culo.
    —Ha sido un placer —responde ella con un marcado acento ruso y le devuelve el beso en la boca.
    —Buenas tardes, cómo verás tu situación dista mucho de ser ideal —empieza Papa Booze - Creo que sabes de sobra quién soy y dónde estás. Tienes sumamente fácil salir de ésta de una sola pieza. Tan sólo tienes que responder a dos simples preguntas. ¿Quién te contrató y dónde está Beatrix Désir?

    Respondo que no tengo ni puta idea de quién es esa tal Beatrix Désir y exijo que me suelten. Papa Booze se enciende un cigarrillo, echa la cabeza hacia atrás y expulsa el humo. Con un gesto hace entrar a mi próxima torturadora.

    —No somos unos putos animales. No vamos por ahí cortando orejas, dedos meñiques o clavando sacacorchos en las rodillas en lúgubres sótanos. Tenemos métodos más persuasivos para hacerte hablar.

    Erika, con sus cabellos de color púrpura, entra y abre su cofre encima de la cama. Me muestra su contenido. Consoladores de varios tamaños, texturas y colores. Descruza sus piernas y me muestra un sexo perfecto. Perfectamente arreglado al estilo sunny. Se retira el albornoz. Piercings agujerean sus pezones y se unen mediante una fina cadena. Coje el primero de los vibradores y empieza a jugar con él. Con los dedos índice y anular abre su vulva frente a mí, mostrándome un goloso clítoris. Un guardaespaldas acerca mi sillón orejero a la cama. Ella me mira mientras jadea y sube una velocidad a su consolador.

    —Esto es muy bueno, Dios —remarca ella con los ojos entrecerrados.

    El olor perfumado de su sexo inunda mis fosas nasales. La erección bajo mis calzoncillos es insoportable. Ella sube a otra velocidad y empieza a masturbarse al mismo tiempo con uno de sus dedos. Le encanta su propia esencia y se lame el dedo repetidas veces después. Mi polla está creciendo bajo mis calzoncillos sin medida. Es una tortura no poder liberarla. Ella detiene el vibrador y se introduce unas bolas chinas. Poco a poco se las va sacando. Impregnadas de su olor y con un ligerísimo plop. Gime y se muerde los labios. Vuelve a detenerse y saca otro objeto del cofre acolchado… una gigantesca polla negra. Se la mete entera. Juega con los huevos de plástico, gime, jadea, se corre apretándose los labios.

    Rompe el clímax la voz de Papa Booze —¿Quién te contrató?

    Valoro mis opciones y confieso que fue un hombre hace algunos meses en el Hotel Ritz, pero que desconozco su nombre. Papa Booze le confirma con la mirada a Erika que prosiga. Ella retira la descomunal polla de plástico y con la palma abierta de su mano derecha empieza a masturbar sus labios íntimos y clítoris. Con la otra mano aplica el vibrador sobre sus pezones. Empieza a gemir más fuerte y se vuelve extremadamente religiosa llamando al altísimo. Papa Booze me vuelve a preguntar:

    —¿Quién te contrató?

    Extasiado por el sexo y la cara de mi torturadora a punto de correrse frente mía, confieso su nombre

    —¡Romeo Kaboom, joder!

    Erika satisfecha empieza a eyacular sus líquidos íntimos delante de mi cara. Una explosión de fuertes olores vaginales indescriptiblemente sensuales. No para de gemir, es una sensación de alta carga erótica para ambos, para ella por conseguir el orgasmo de su vida y cumplir su parte del plan y por mi parte por poder ser testigo de tan maravilloso acto femenino. Mi polla en cambio no lo está pasando nada bien y ha lubricado mis calzones al completo con infinidad de perlas preseminales. Sigo con mi confesión…




    Recibí un mensaje con unas coordenadas para un día y una hora, al igual que lo recibiría semanas más tarde para acceder como invitado a Madame Le Noir. Me presenté a la hora y día acordado. Era el Hotel Ritz de Madrid. Al llegar a recepción, un voluminoso negro me estaba esperando y me acompañó hasta la puerta de la suite Royal. Cerró la puerta en silencio detrás de mí y entré. Dentro me esperaba un hombre de unos 40 años, pulcramente vestido, tomando un gin-tonic con una tremendísima mulata cubana de largo pelo sedoso platino impresionante.

    —Entra, te estaba esperando. Ella es Victoria, y nos acompañará durante la velada. Te la podrás follar luego si quieres. Me dijo complacido Romeo. Ella le golpeó el brazo con su bolso Louis Vuitton riéndose con la sonrisa más perfecta del mundo. Yo no apartaba los ojos de ella. Era toda ella el pecado hecha mujer. Era pecado sólo verla sorber su cóctel con la pajita, ver cómo se relamía los labios, ver como se tocaba el pelo. Estaba teniendo la erección de mi vida. Ella lo sabía y él también. Una polla tiesa es un símbolo poderoso. Pocas cosas se pueden comparar, pocos símbolos desprenden tanto poder. Quizá se le pueda comparar las orejas de Mickey Mouse, la M dorada de McDonald’s, la ola de Nike o la manzana mordida de Apple. Relacionan de inmediato el producto. Una polla erecta es lo mismo. Denota Poder. Como decía mi antigua jefa, una polla tiesa nunca miente. - afirmaba divertido Romeo al ver el incipiente volumen de mi paquete. -¿Victoria, quieres hacer el favor de follarte a este hombre? Con mucho gusto, jefe -asintió ella de inmediato con su dulce acento cubano. Aferró mi corbata y me llevó a la terraza.

    Ahí se levantó su minifalda, y retiró sus bragas blancas. Éstas permanecían ahora rendidas y húmedas a sus pies. Le encantaban las estupendas vistas de aquella parte de MadridPor detrás, como a una yegua, golpéame el culo. Me vuelve loca. ¿Sabrás?. Escupí sobre mis manos y glande y le empecé a penetrar como un toro. La golpeaba el culo con cada estocada de carne. Su coño era estrecho y ardía de pasión. Agarré uno de sus pechos y empecé a tirar de su pezón. Ella jadeaba, encantada de que toda Madrid pudiera verla gozar. Inclinó su espalda, permitiendo que la penetración fuera más profunda. Empujó su culo de golpe contra mí y mi polla desapareció al completo en su coño. Después se incorporó para mostrarme como mi verga abandonaba su vulva a cámara lenta. Mi falo palpitaba como un pez fuera del agua. Al llegar a la zona de mi glande, detuvo el movimiento de extracción y balanceó su culo. Sólo la cabeza de mi falo estaba ahora en ella. Y sin previo aviso volvió a empujar su culo hacia mí, devorando de nuevo mi hinchado miembro al completo. Yo no me la estaba follando, ella me estaba follando a mí. ¿Me puedo correr dentro de ella? - le supliqué a Romeo. Si lo tienes que preguntar, no estás al mando. No llevas el control y eres una mierda -me adoctrinó Kaboom desde la habitación. Córrete dentro, demuéstrale quién manda aquí. Demuéstrale que tú te corres cuando quieres, sin preguntar. Ella giró su cabeza hacía mí y me dio el visto bueno para que descargará dentro. Córrete, mi amor, quiero saber quién está al mando. ¿Eres tú o él? Romeo se reía aparatosamente, mientras se masturbaba detrás nuestra. Exploté dentro de ella, agarrando con ambas manos su hermoso culo, para que me sirviera de asidero y para cachetearlo con violencia con las manos poco después. Fue una corrida espectacular. Ella gemía de placer. Le gustaba sentir mi calor dentro de ella, sentir mi polla blanca palpitando dentro de su negro coño. Los últimos estertores de mi inmensa corrida los haría sobre su culo y parte de su falda. Romeo se estaba corriendo en su pelo al mismo tiempo. La diosa de ébano se levantó en dirección al baño para asearse mientras mis ríos de semen aún chorreaban de su vulva recorriendo sus oscuros muslos. Su culo estaba marcado a fuego por mis cachetadas. Romeo se había sentado mientras tanto en uno de los sillones y fumaba.


    Ahora hablemos de negocios, no es bueno hablar con los huevos llenos. Quiero que vayas a Madame Le Noir y participes en un juego parecido a la ruleta rusa. Ganarás, de eso no me cabe duda. Mi contacto dentro te ayudará a ganar. Quiero que me informes de todo lo que acontezca en esa partida. Al participar formarás parte activa de su clientela. Quiero saberlo TODO, quién entra, quién sale, a quién le gusta que le chupen la polla, a quién le gusta que le mordisquen los pezones, TODO. Yo mismo no puedo hacerlo por unas razones que no te interesan una mierda. Quiero la completa y total aniquilación de la imagen de Madame Le Noir y en especial la caída en desgracia de Papa Booze, filtrando todo tipo de detalles a la prensa —hablaba cada vez más encendido Romeo Kaboom. Tú eres un mediocre agente de policía con un sueldo de risa. Ayúdame y empezarás a vivir como te mereces. Podrás tener tantas mujeres como quieras, te las podrás follar mañana, tarde y noche. ¿Tenemos un trato?

    Un tranquilo Papa Booze sigue atentamente mi confesión mientras termina su enésimo cigarrillo. Hace llamar a otra chica con un chasquido de dedos.

    La figura que entra en la sala está completamente vestida de negro látex. Incluso su rostro está tapado y tan solo los ojos y la boca están al descubierto. Sus tacones tintinean en la sala. Agarra mi miembro doliente y empieza a jugar con él. El roce del látex sobre mi piel me está enloqueciendo por segundos. Con un pulgar acaricia mi glande y juega con él, pellizcándolo.

    —Ya sabemos quién te contrató, pero… ¿Dónde está Beatrix Désir? —me interroga Papa Booze de nuevo.
    —No sé de quién me hablas —le contesto enrabietado.

    La chica del látex empieza a masturbarme, recorriendo sus tapadas mejillas contra mi verga. Alternando tiempos. Evitando que me corra.

    —¿Dónde está Beatrix Désir? —me vuelve a preguntar Booze.
    —No lo sé, joder —le respondo.
    —¿Así que admites conocerla? —me responde divertido el maestro de ceremonias.
    —Procede —le indica a la chica.

    Ésta se traga mi polla al completo en la boca. Una y otra vez. Contemplo fascinado como mi erecto miembro termina una y otra vez desapareciendo en su boca. No puedo más. Quiero, necesito correrme. Mis huevos van a estallar, el dolor es insoportable. La chica se detiene al oír la voz de Papa Booze.

    —¿Dónde está Beatrix Désir?
    —Se fue a los pocos días del juego con todo el puto dinero, joder. No tengo ni puta idea, dónde está. Es la jodida verdad. Ni tengo el dinero ni sé dónde está —afirmo encolerizado.
    —¡Al fin la verdad! —sonríe Papa Booze y le indica a Beatrix que me permita correrme.

    Sorprendido por saber quién se oculta bajo la máscara de látex, me corro casi al instante dentro su boca, ella no se aparta y acoge mi leche con satisfacción. Con mi última eyaculación, ella abre la boca para que pueda ver mi esperma sobre su lengua y se lo traga todo. Beatrix se relame los labios y me besa con las últimas gotas de semen aún sobre la lengua.

    —¿Ves? No ha sido tan difícil. Acabas de salvar tu vida. Sencillo. Fácil.

    Estoy consternado. ¿Era ésta simplemente una prueba de fuego? ¿Era Beatrix desde el principio un topo para llegar a mí y por ende a Romeo Kaboom? Papa Booze observa curioso cómo se marcha Beatrix de la sala.

    —Sabíamos desde el principio que el antiguo maestro de ceremonias no iba a irse sin intentar darnos por culo. Todos los cobardes actúan así. Lo sabíamos y por eso necesitábamos conocer su estructura criminal, sus cómplices, su logística en el intento de robarnos. Al contactar contigo hace meses, él mismo se delató y condenó. Volverás a contactar con él, prometiéndole más información, te harás con todos sus contactos y después le… quitarás de en medio. Será el único modo de salvar tu vida. Beatrix le ha cogido cariño a tu polla y le hemos prometido no hacerte daño. Al negarte a confesar durante horas el paradero de Beatrix e intentar protegerla de nosotros, nos has demostrado que aún puedes ser de utilidad.

    Un guardaespaldas, que acaba de entrar, me corta las bridas y me ofrece un vaso de agua.

    —Vístete, esperamos noticias tuyas pronto.

    Abandono la sala masajeándome las doloridas muñecas, sintiéndome muy afortunado de seguir con vida. Al salir de Madame Le Noir por la puerta trasera, vislumbro como una lujosa limusina se detiene en el callejón y una famosa actriz con tacones rojos entra por la puerta principal.

Epílogo.

    Las amplias vistas a Madrid desde el loft son espectaculares. La noche es fresca después de una leve llovizna. Zoé está recostada en su bañera, disfrutando de las burbujas y de una botella de Louis Roederer Cristal Brut del año 2008. Roger, Pawel y Gualter se acaban de marchar. Hace apenas una hora, Roger la ha lamido hasta alcanzar el quinto orgasmo consecutivo dentro de su carísima bañera de burbujas mientras Pawel le devoraba sus deliciosas tetas color chocolate de amplias aureolas con una dedicación casi religiosa. Gualter no dejaba de besar centímetro alguno de su terso cuello. Después Pawel la ha penetrado con su monstruosa polla, mientras agarraba con ambas manos sus tobillos. Está absolutamente prohibido correrse encima o dentro de Zoé. Nadie se corre aquí excepto ella. Si cualquiera de sus musculados tuviera la tentación de eyacular, se les despediría a los tres de inmediato. Ella determina los tiempos, ella decide quién se corre y cuándo en su loft. Ellos son simples herramientas para disfrute suyo. Reducidos a pollas y lenguas a su servicio y disfrute. Sería un incordio tener que sustituirlos, pero no imposible y tampoco sería la primera vez.

    Después de alcanzar su orgasmo, los manda marcharse por la puerta de servicio. Desnudos por supuesto, ya se vestirán después. Zoé se reserva ese pequeño capricho de ver sus torneadas espaldas y apetecibles traseros mientras se marchan sin comentarios, aún con las pollas tiesas como mástiles balanceando de derecha a izquierda.

    Se abre la puerta del ascensor, y Papa Booze solicita permiso para entrar en el loft.

    —Entra Papa Booze, estoy en la terraza. ¿Pudiste hacerte cargo nuestro pequeño contratiempo? -pregunta curiosa Madame Le Noir aun sabiendo la respuesta.
    —Por supuesto, nos haremos en breve con toda la agenda de contactos de Romeo Kaboom y poco después sufrirá un pequeño percance que le confirmará que nadie le toca los cojones a Madame Le Noir. Fue muy inteligente por nuestra parte hacerle creer que era más listo que nosotros. —confirma Papa Booze.
    —Perfecto, acércate a mí.

    Zoé se yergue, mostrando sus pechos cubiertos por fina espuma como tartaletas de nata coronadas por dos excepcionales perfectos pezones.

    —Eres un hombre excepcional, Papa Booze. Acometes tus obligaciones sin rechistar y jamás me has decepcionado. Por supuesto estoy al tanto de tus escarceos con tus excompañeras, Jacinta y Marina, y como te las sigues follando regularmente. Como también sé que tu estimada mano derecha en la barra principal, Danica, te come tu enorme polla cada día antes de empezar su turno. La explosividad de tus corridas sobre su rostro y tetas es admirable. Todo eso me consta. —comenta divertida —. Por hoy ya sólo requiero una última tarea de ti antes de que termine tu turno… saca tu polla. Deseo verla.

    Papa Booze obedece sin rechistar. Nadie contradice a Madame Le Noir y menos un día tan especial como hoy.

    —Exacto, cómo bien sabes, una polla tiesa no sabe mentir. Llevas deseando follarme desde el primer día que me viste. Tus ojos no saben mentir y ni mucho menos esa tranca de caballo que tienes por polla. Esta noche te dejaré que me folles. Me apetece que lo hagas como a una de tus queridas amiguitas. Sin piedad, sin miramientos, sin misericordia. Quizás podrás correrte en mi negro y prieto coño, a lo mejor te dejaré ver cómo me inunda tu leche y se desborda en mi conejo. Tal vez en mi cara, salpicando mi pelo. ¿Quién sabe?

    Papa Booze no dice una palabra y se empieza a desnudar. Zoé se recuesta en la bañera hacia atrás, se muerde los labios y se termina su copa de carísimo champán.

FIN DE MADAME LE NOIR

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¡No te pierdas la primera parte y la segunda parte de Madame Le Noir!

Banda sonora de Madame Le Noir, Parte III

Billy Idol - Sweet Sixteen


Scott Buckley - Sanctum


Paradise - Love Theme from Wild Orchid


¡Descubre el relato espercial de Halloween de Madame Le Noir titulado "Dulce de calabaza" a partir del 29.10.2021!


No te pierdas el libro recopilatorio de Madame Le Noir bajo el siguiente enlace.


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