Odio la incesante lluvia que cae casi a diario desde hace más de treinta años sobre Nueva Madrid.
Mi ropa está siempre húmeda, empapada y los aerosoles repelentes de lluvia, dos horas después de ser aplicados, no sirven para una puta mierda. Bueno, sí que sirven para algo, la inmensa mayoría de la población joven de la ciudad la utiliza como un improvisado y económico anticonceptivo. ¿Efectos secundarios? Todos los del mundo pulverizados sobre la piel desnuda durante largos periodos de tiempo, pero mejor opción que cargar con la responsabilidad de un embarazo no deseado.
En NeoMad, como también llaman esta desbordada metrópolis de cuarentamillones de habitantes -sin contar la población recluida debajo de sus cimientos que debe alcanzar otros diez millones de desfavorecidos-, el sol asoma apenas veinte días al año.
Los satélites ambientales, reguladores del clima de la Tierra, dejaron de funcionar de forma regular en el 2046 y la estratosfera, declarada zona protegida por el tratado panterráqueo tres años antes, impidió con sus intricadas y complejas regulaciones que ningún gobierno mundial pudiera asumir los costosos gastos de reparación. Tras varios intentos fútiles de las naciones más pudientes, estás desecharon seguir invirtiendo dinero para mejorar las condiciones de vida de los endeudados continentes paneuropeos. La mejor opción, pensaron, es que es que nos jodiéramos calados hasta los huevos y a oscuras.
Me llamo Darwin Ayala y al igual que me antecesor Judas Cruz, soy agente especial del departamento de delitos sexuales cibernéticos. Y de igual manera, que mi antecesor mi investigación me han traído de regreso a las puertas del infame local Madame Le Noir especializado en servicios sexuales con sussexbots de última generación.
—Es un placer volver a saludarle, agente Ayala —me saluda la proyección holográfica de melena corta rosada y gruesos labios índigo tras analizar mis valores biométricos. La biometría es el único modo de validación para acceder a cualquier tipo de local en el siglo XXI.
Sobre los grandes senos de la holoproyección se refleja sin cesar publicidad de empresas de servicios con una rapidez enloquecedora. A pesar de que sus puntiagudos pezones, desvirtúan y rasgan lascivamente la publicidad de su pecho, la propaganda se clava en el subconsciente como la picadura de un cangrejo araña ganimediano.
—Pensaba que vuestro protocolo de confidencialidad prohibía nombrar al invitado por su apellido— gruño.
—Muy cierto agente Ayala, exceptuando que su presencia no es de índole privada y sí como representación oficial del departamento de delitos cibernéticos —me corrige Belinda con una ancha sonrisa dejando al descubierto su perfecta dentadura mientras desfilan por sus retinas infinidad de caracteres katakana—. Por lo que me indica la agenda de la Srta. Edén su cita con la regente no está confirmada, pero le intentaré hacer un hueco. ¿Prefiere que elimine el registro de su estancia y le dé acceso a las instalaciones de forma anónima como anteriores veces, agente?
Niego con la cabeza y tras oír el clic de la puerta, accedo al local y me dirijo a una de las salas de espera habituales. Estas se encuentran habitualmente al final de cada pasillo. Las recorro entre los jadeos apagados de las estancias de sexo anexas, pero no tan aisladas sonoramente como debiesen. Al menos, no las de las plantas inferiores, las más económicas. Las estancias de las plantas superiores son otra cosa. En total, más de 35 plantas dedicadas al placer de todo tipo; sexual, gastronómico, musical... lo que te pida el cuerpo y puedas pagar. Pero donde el establecimiento es pionero y referente internacional es en el sexo con autómatas sexbots.
Las paredes del Madame Le Noir han albergado conferencias ultrarreligiosas que terminaban en salvajes orgias, reuniones secretas para derrocar gobiernos extranjeros donde cada participante disfrutaba de al menos seis sexbots por cabeza, fiestas de cumpleaños de todo tipo de famosetes desde la primera hasta la última letra del abecedario e incluso la desfloración de un príncipe persa por parte de un sexbot parametrizada con dos pollas. Por supuesto, nada de esto se ha confirmado nunca oficialmente.
Solo hay un límite innegociable en este exclusivo local; la imposibilidad de disfrutar de servicios adicionales sin haberlos previamente acordados con Madame Le Noir. En este establecimiento todo tiene un precio, pero se debe negociar y abonar antes de que ocurra. Las improvisaciones se pagan carísimas y los servicios especiales no concertados incluso con la muerte.
Hace diez años, la planta 17 fue vaporizada al completo durante una orgía gangbang con altos cargos de la empresa OmniDeo. Al parecer algunos ejecutivos no negociaron adecuadamente -o no las quisieron pagar- las prácticas sexuales y empezaron a golpear y vejar a las sexbots como diversión. Otra teoría dice que fueron las sexbots las que empezaron a mutilar a los gerentes debido a una mal función. No se sabe. La aclaración oficial en cambio fue que el sistema de contención del recinto había detectado un alto riesgo de incendio en la planta y actuó en consecuencia. Doce ejecutivos muertos.
El despacho y penthouse de Clarissa Edén se encuentra en la planta 52 a más de 800 metros a pie de calle y solo es accesible mediante un exclusivo turboascensor. Solícita frente al ascensor me espera la autómata mayordomo de piernas interminables y amplia sonrisa Nicole. Un modelo Cassiopea. Viste como la botones de un hotel clásico. Chaqueta roja de cuello alto y ribetes dorados, pantalones negros y gorro tipo pillbox. Muy elegante y serio todo a excepción de que su chaqueta está abierta y sus tetas bambolean lascivas de un lado a otro como un cartel colgado de una cadena.
—Agente Ayala, desgraciadamente la Srta. Edén no puede atenderle hasta dentro de una hora. Durante la espera ¿desea que mandemos secar su gabardina y le haga una felación? Según su perfil histórico prefiere esta variante a la penetración anal de su última visita. La sala Dallas está actualmente libre y a pocos metros en esta misma planta.
» Por supuesto, Madame Le Noir no le cobrará el servicio. Entendemos que es lo mínimo que podemos ofrecer para mitigar los inconvenientes ocasionados de la demora a un estimado agente de la ley como usted. Sabemos que es usted un hombre muy ocupado. Si lo desea puedo parametrizarme con el aspecto de su compañera Kyra.
Le respondo que no he venido a Madame Le Noir para que me la chupe una sexbot con el aspecto de mi esposa y le ordeno malhumorado que se parametrice como una puta negra centroafricana de fosco cabello afro, boca grande y caderas anchas. Insisto que debe tener los pechos desproporcionados de dos a tres tallas más respecto al cuerpo.
Exenta de toda emoción, Nicoleconviene impasible, se parametriza, cambia de raza caucasiana a una negra y colgada a mi brazo me lleva a la sala Dallas para chupármela.
Imagen generada por una IA.
Madame Le Noir. 19:01 horas estándar de la Tierra.
El constante tamborileo de la lluvia golpea los amplios ventanales del penthouse de Clarissa Edén. Un relámpago ilumina la estancia y descubro a la Madame recostada en un amplio sofá color de la extinta cereza terrestre. Su característico collar ancho de plata venusiano acompaña en una mesilla cercana un cenicero a rebosar de carbonizadas víctimas de su adicción.
Desnuda a excepción de una bata semitransparente de propiedades camaleónicas que difumina y oculta caprichosamente distintas partes de su espectacular anatomía, muerde delicadamente el filtro de su cigarrillo en cada calada. Intuyo los tatuajes con signos inteligibles color neón cobalto en forma de espiral que nacen de sus pezones.
Sin abrir los ojos exhala el humo y me pregunta a qué se debe el placer de mi visita. Su vello púbico color albino asoma curioso sobre sus contorneadas y marmóreas piernas.
—Srta. Edén. El mes pasado, al vincular un antiguo servidor -apartado durante casi una década de la red central por motivos de seguridad- empezó a escupir repetidas veces su nombre y el de su local. Curiosamente, a las pocas horas, el servidor sufriría un ciberataque y su contenido quedo contaminado y no se pudieron recuperar más ficheros. Que casualidades tiene esta vida ¿verdad? A pesar de ello y valorando los pocos ficheros que se pudieron rescatar, el juez Mendoza ha decidido reabrir el caso de Judas Cruz, exagente del DDSC y amante suyo.
» Entre los ficheros recuperados se arroja que el agente Cruz encubrió, chantajeó y se deshizo durante años de forma sistemática de todo aquél que mostrase un interés desmesurado por las actividades del local. Dinamitó de igual modo toda prueba que la involucrase a usted en la jerarquía del establecimiento —hago una deliberada pausa y me tomo la libertad de coger un cigarrillo de la mesa—. Incluso se menciona que sus chicas drogan en cada encuentro sexual a sus clientes para hacerles adictos a su local. Sin olvidarnos de teorías aún más disparatadas que afirman que usted misma no es ni siquiera humana y que es en realidad un modelo autómata único sin registrar sin capacidad de parametrización como modelos posteriores.
Edén se incorpora, me mira con sus grandes ojos y se enciende otro cigarrillo con la llama del mío. No parece sorprendida. Con la mirada le indica a Nicole que se retire.
—Como bien sabe el agente Cruz fue condenado por estos delitos a la nave prisión Nox Aeterna aunque no llegaría a cumplir la sentencia al morir a bordo de la nave penal meses después. En definitivas cuentas, su participación en Madame Le Noir quedaba resumida a una niña bonita estúpida enamorada de un canalla de proporciones bíblicas. Ambos sabemos que de tonta usted no tiene un pelo, pero casualidades de la vida -me encanta esa expresión- hoy es su día de suerte. Tengo una oferta que seguramente será de su agrado y nos beneficiará a ambos.
—¿Qué tal está su esposa Kyra, agente Ayala? —pregunta Edén sin mostrar interés alguno en mi futura propuesta —¿Sigue disfrutando de su año sabático en Baja Madrid?
Sin esperar respuesta alguna, abre las puertas de su balcón. La lluvia envuelve su cuerpo marcando sus duros pechos y su sexo abultado como una papaya. Se gira y me mira curiosa. El latigazo de un relámpago ilumina su silueta y dibuja una burlona sonrisa en su bello rostro. La sonrisa de un depredador.
Respondo que Kyra está perfectamente entendiendo al instante que estoy en un lio inmenso. Edén no está interesada en mi oferta. Me he pasado de frenada. He pasado de depredador a presa en un nanosegundo.
—No me gusta perder el tiempo, agente. No he llegado a ser quien soy siendo estúpida, Sé muchas cosas. En primer lugar, a usted no le asignaron el caso, se ofreció de forma voluntaria. ¿Cómo dicen en su gremio? —hace una pausa y vuelve a entrar en su ático dejando húmedas pisadas tras suyas. Tiene unos pies perfectos—, ¿perdió el culo por amarrar el caso? Evítese la torpeza de ofenderme negándolo. En segundo lugar, me interesa muy poco el trato que me pudiera ofrecer. Esta es mi puta casa y aquí las reglas las pongo yo. Aquí nadie viene a exigir. No tiene usted nada con lo que negociar. Sólo es otro gilipollas más que se cree importante por llevar una placa. Pregúntele a su antecesor, ¿cómo se llamaba? Ah, sí. Judas. ¿Qué tal le va?
Antes de poder articular una palabra siento el filo de una vibronavaja acariciar la nuez de mi garganta y la melosa voz de Nicole susurrándome al oído: "¿Sigo siendo tu puta negra, Darwin?"
—¿Qué pensaba ofrecerme, agente Ayala? ¿Extorsionarme con ocultar o destruir pruebas imaginarias de mi clientela? Le recuerdo que usted también es parte de ella. Le tenía por alguien más inteligente. Y todo esto a cambio ¿de qué exactamente? Permítame hacer una conjetura; ¿Tarifa plana con mis chicas a cambio de protección? ¿Entregarme información privilegiada y ponerme sobre aviso sobre futuros órdenes de registro? Que desfachatez. No solo me aburre, agente, me insulta —aplasta su cigarrillo en la solapa de mi gabardina y se seca el cabello con una toalla—. Nicole, llévatelo a la sala Bogotá y mátalo. Tres disparos, dos disparos en los huevos y uno en la cabeza.
» Mmmm, espera Nicole —levanta el dedo índice y se sirve una copa—, tengo una idea mejor. Quizá sí podamos llegar a un entendimiento ¿Sabría usted como entrar en el Muro, agente Ayala sin ser detectado?
Asiento con la frente perlada en sudor y tratando de mantenerme concentrado. Si ya no hubiese estado suficientemente tenso, Nicole desliza su mano libre debajo de mi pantalón sin retirar la cuchilla de mi garganta y empieza a jugar con mi pene.
—¿Por qué yo? Tiene recursos de sobra para realizar ese trabajo, ¿no puede ir alguna de sus sexbots? —pregunto con la voz cada vez más entrecortada.
—Esa es una cuestión que a usted le importa poco— responde mientras indica con la mirada a Nicole que aumente el ritmo de la paja.
Me masturba con violencia enfocándose únicamente en apresar mi prepucio con su puño y golpear mi glande con su pulgar como si quisiera destapar una botella de cerveza. El roce de mi capullo con el áspero tejido interior de mi pantalón es doloroso y placentero a partes iguales. Me corro, como un desgraciado, antes de que Edén termine de imponer su oferta.
Nicole al sentir el calor de mi esperma en su mano, abre el puño y redime mi desmesurada y grumosa eyaculación. Mi simiente termina resbalando por una pernera del pantalón para morir lastimosamente a mis pies. Tengo el pulso a mil. La he jodido bien.
Fuera sigue diluviando.
Odio la puta lluvia.
Baja Madrid. Torre Zubimendi. Apartamento 264. 07:43 horas estándar de la Tierra.
Las lisas paredes del minúsculo apartamento solo son interrumpidas por paneles lumínicos de que proyectan un tenue brillo verde azulado oscuro. Frente a la cama donde se encuentra tendida mi esposa Kyra, un gran ventanal panorámico desnuda la metrópolis de Nueva Madrid bajo la lluvia compuesta por una infinidad de rascacielos y anuncios y vehículos flotantes deslizándose entre ellos. A un lado de la deshecha cama, flota una mesilla con una lámpara esférica de luz cálida; al otro lado, un módulo de datos integrada en la pared repite hologramas que se desvanecen cuando no se usan.
—No vayas Darwin —me suplica Kyra desnuda tendida en la cama—, no le debes nada a esa puta loca. Podemos desaparecer, irnos a otra ciudad. No sé, a Nova Cádiz, dicen que siguen buscando gente para la limpieza y el mantenimiento de las naves prisión.
—¿Y si Edén me la juega y me denuncia ante mis superiores? —le respondo iracundo—. Me he metido en un buen lío, joder, he subestimado al Madame Le Noir, pero lo arreglaré. Me hago cargo del puto encargo de Edén y encontraré la forma de que tenga el pico cerrado. No sé, me disculparé por haberme pasado de frenada. Pensé que... joder ya no se pensé.
—Te dije que te olvidarás del Madame Le Noir y que no volvieras nunca más —me reprimenda una encolerizada Kyra—. ¡Me lo prometiste! Joder Darwin, ¿en qué cojones estabas pensando? Si te echan del departamento, no nos quedará apenas nada para subsistir y tendré que volver a hacer la calle. ¿Quieres eso? ¿Quieres ver cómo me la meten en un callejón mientras vigilas que nadie interrumpa la escena y por unas cuantos exocréditos más me deje dar de hostias?
» Ya me ha quedado muy claro que te aburre follarte siempre a la misma; el mismo rostro, la misma voz, el mismo cuerpo y sé que sigues visitando el Madame Le Noir para joder con autómatas ¿A quién te has follado ahora? ¿Al nuevo modelo Selene? ¡No soy gilipollas!
Kyra enfurecida me golpea con los puños en el pecho y entre lloros me repite una y otra vez que le prometí respetarla. Que jamás la trataría solo como una puta de la calle.
La miento. Le digo que no se monte películas. La aseguro, que a excepción del día de hoy, hacía años que no iba al local y si se ha olvidado medicarse esta mañana.
Asiente mostrándome un vial vacío mientras se limpia las lágrimas con la palma de la mano. Está dolida.
La abrazo con torpeza. Aun habiendo entrada en años la piel de Kyra sigue siendo tersa y su cabello color fuego, brillante. Ella agradece la muestra de ternura y me retira los calzoncillos. Escupe sobre mi endurecida polla y abre sus intensos ojos esmeralda como si viera mi duro miembro por primera vez y lo restriega entre sus perfectos pechos. Me pide perdón por actuar como una loca.
—Fóllame, Darwin, fóllame duro como antes, antes de visitar el Madame Le Noir y cuando me buscabas por la calle del General Tapioca y solo querías joder conmigo.
La empujo contra la cama y la penetro por detrás como un potro rabioso. Ella gime mientras la tiro de su largo cabello. No voy a poder aguantar mucho. Estoy muy excitado. Aprieto sus caderas y abofeteo su culo. Le digo que me encargaré de todo, que pronto todo será distinto, que la amo y que nadie folla como ella mientras no dejo de pensar en el modelo Selene llamado Anoushka y su húmedo coño succionador.
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Edificio Schweppes. Plaza de Callao. Antigua Madrid.
14:05 horas estándar de la Tierra.
Poco queda ya del glamur en el corazón devastado de Madrid. Entre escombros y edificios abandonados, el edificio Schweppes rige la plaza Callao como un coloso herido de mirada ausente. Con su cartel -antaño luminoso- ciego entre nubes de polvo, la desierta estructura de metal y hormigón armado de aspecto desafiante se niega a morir. El silencio sepulcral solo es roto por el eco del viento entre la multitud de estructuras quebradas de las calles aledañas -antes bulliciosas- de Gran Vía y Preciados.
Tras el desastre biológico del año 2049 es casi imposible acceder al interior del Muro como se conoce al área enclaustrada del centro de la antigua ciudad de Madrid tras una barrera con una altura de ocho metros y un área de equivalente a 12 km² de longitud.
Según los periódicos barridos de calor del organismo de la Unidad Militar de Emergencias y Contención de Nueva Madrid, dentro del muro, no habitan seres vivos más grandes que roedores e insectos.
Me lleva más de una hora recorrer los túneles por el antiguo sistema del suburbano de Madrid hasta llegar a la derruida estación de metro Plaza de Callao. El último barrido rutinario de calor se produjo hace dos días y no espero que se realice otro hasta dentro de unas 72 horas. Si se descubriera mi presencia en esta zona de exclusión sería ejecutado de inmediato. El riesgo de contagio es demasiado alto para andarse con tonterías.
A pesar de la total prohibición en los últimos veinticinco años los saqueos de los inmuebles y de las tiendas han estado a la orden del día. Nadie sobrevive más de dos horas dentro del recinto sin el adecuado traje protector.
Si esto no fuera suficiente, ametralladoras centinelas sensibles al movimiento direccionadas al interior impiden que nada salga. Posicionadas en la cima del muro detectan señales caloríficas a un máximo de 500 metros y disparan a todo cuyo nivel de calor supere el de una alimaña. Estando mi objetivo a algo menos de un kilómetro de los muros de contención estoy relativamente a salvo.
Llegar hasta aquí ha sido más barato de lo esperado. Un viejo conocido vagabundo acepta guiarme por el entramado semi derrumbado y los recovecos del interior contaminado de Madrid hasta la antigua salida de la estación de metro a cambio de dos sticks de anfetaminas y 1.000 exocréditos. Le pago religiosamente tras llegar al destino con un disparo en la puta frente. No puedo evitar una sonrisa al ver cómo le estalla la cabeza como un paquete de harina. Su melón tiene el mal gusto de salpicarme la gabardina de sangre.
Salgo. Ni un solo sonido a excepción de la lluvia. La pantalla de mi contador Geiger indica que los niveles de radiación son bajos. La constante lluvia que cae a diario ha liberado las partículas radiactivas del aire. Bien.
Tras hacer uso de disruptor iónico sordo y reventar las puertas soldadas del antiguo Cine Capitol me abro paso hacía el gran sótano que conecta el cine con el edificio. Si las indicaciones de Edén son ciertas, en la antigua sala de proyección del cine encontraré un pasadizo oculto que me llevará a un laboratorio en las profundidades del inmueble. Tecleo Geisha como contraseña de acceso y bajo la escalera de caracol.
Mi amigo Geiger sique mostrando niveles aceptables de baja radiación.
Una vez dentro del centro experimental, valoro donde ubicar los detonadores iónicos que deberían hacer estallar el abandonado laboratorio y, de regalo, el puto edificio al completo.
Ni tengo ni idea del interés que puede tener Edén en mandar aquí abajo todo a tomar por culo, pero si puedo hacerme con algo que pudiera servirme en el futuro contra ella, por descontado, que me haré con ello.
A excepción de unos rayos de luz enfermiza a través de un tragaluz roto, la sala está en penumbra. El silencio del lugar lo rompe la misma ventana cenital donde se cuela una incesante cascada de agua de lluvia negruzca junto al zumbido eléctrico de una activa consola central. Por el húmedo suelo serpentean cables como las raíces negras y carbonizadas de un árbol, conectando media docena de máquinas oxidadas, varios generadores zumbantes y unas grandes cápsulas cilíndricas de vidrio cuyo contenido queda oculto por una densa capa de polvo. De las seis cápsulas solo la marcada con el número binario 11 parece seguir activa.
Empiezo a repartir los detonadores de demolición iónicos por la sala. Activo la secuencia regresiva. Diez minutos, tiempo más que suficiente para salir y alejarme a una distancia prudencial.
De repente, percibo un olor insólito. No solo huele a ozono y metal. Hay algo más. Algo orgánico, como de carne fundida con plástico que además nace de una de las cápsulas.
Dentro de ella, parece estar suspendida en una especie de líquido turbio del color de las aguas estancadas una figura femenina de apariencia humana. Retiro el polvo con el dorso de la mano a la altura de su rostro y descubro que es una autómata sin rasgos.
Consulto el panel lateral de una cápsula que parece seguir activada. Tras navegar por el menú del monitor descubro que se trata del modelo Artemisia. La certeza de reconocer el nombre del modelo es un puñetazo en los huevos.
Recuerdo las notas con las sospechas del fallecido agente Judas Cruz de que la regente del Madame Le Noir no era humana y en realidad se trataba del modelo Artemisia, la única autómata jamás creado con esas características e incapaz de alterar su primera parametrización.
Activo el menú con la parametrización por defecto de la cápsula. Solo quedan algunos cinco minutos antes de que explosionen los detonadores. Ya no voy a poder detenerlos, pero necesito saber. Necesito confirmar si el rostro es el de Clarissa Edén. Iré algo justo de tiempo, pero aún el suficiente para poder salir. ¿Me ha parecido que la puerta de entrada se ha cerrado sola? Vuelvo la mirada a la cápsula.
Tras unos breves instantes el rostro de la autómata se transmuta a su configuración básica y el mundo tal como lo conozco se acaba para siempre.
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Madame Le Noir. 20:18 horas estándar de la Tierra.
Las noticias de la enorme holopantalla del ático de Clarissa Edén apenas le prestan atención a la devastadora explosión acontecida hace seis horas que ha vaporizado el centro del antiguo Madrid y cuya nube de humo aún se alza sobre NeoMad.
Desplazado el estallido a un rutinario banner a pie de la noticia del levantamiento en armas de granjeros en Kilpin34 por el incremento de coste de los materiales agrícolas, la detonación suscita poco interés en el canal de noticias y de la comentarista con un pecho al descubierto. Las autoridades de contención aseguran que no se lamentan bajas mortales al ser la zona ya de por si restringida. Los muros de contención no se han visto afectados y la seguridad de los ciudadanos está asegurada.
Satisfecha, la regente Edén apaga la pantalla y camina felinamente al balcón. En un mano lleva agarrada por el cuello una botella de brandy venusiano, en la otra, dos copas vacías. La noche es fresca y ruidosa. Lejos queda el griterío de los barrios menos favorecidos y las sirenas de las aeronaves de emergencia civil.
Bajo la lluvia, otro modelo Artemisia, de pie desnuda de larga caballera rojiza observa despreocupada como la humareda dentro del muro de contención ha empezado finalmente a menguar.
—El mundo está cambiando más rápido de lo esperado, hermana —afirma Edén sirviendo una copa a su semejante—, ya no estamos a salvo. Cada vez proliferan más grupos ultrarreligiosos como los Apóstoles de la carne o Sangre verdadera y solo es una cuestión de tiempo que los tengamos delante de nuestras puertas.
» Nadie nos defenderá de ellos. Ni los ricos que negarán haber estado aquí para salvaguardar su reputación ni los pobres que jamás pudieran -aunque lo deseasen- ser parte de nuestra clientela, pero lo que no saben es que estamos más que preparadas. Y de un modo que ninguno de ellos jamás llegó a imaginar.
» No solo llevamos recopilando y archivando en nuestros servidores las encuentros sexuales de nuestros adorados clientes y tenemos suficiente material para interesantes acuerdos para salvaguardar su reputación —hace una pausa y tira desinteresada la botella vacía por el balcón, totalmente desinteresada de su destino—, sino que además envalentonados por las drogas con el que nuestras hermanas impregnan sus cuerpos nuestros clientes nos han ido revelando despreocupados tras cada encuentro sexual todo tipo de secretos.
» Estrategias corporativas, el valor real de su compañía, opas hostiles, los secretos empresariales más vergonzosos... ellos nos lo han contado con sus pollas flácidas aun palpitando dentro de nuestros coños y bocas. Y nosotras lo hemos registrado todo. Nadie confiesa más secretos que un hombre tras follar. Algunos incluso tienen la mala costumbre u desfachatez de enamorarse. Estúpidos —lanza una mirada de desaprobación a la calle a 800 metros bajo ella. Una mujer ha empezado a dar alaridos de dolor.
» Y si no fuera suficiente con ellos nuestros estimados clientes nos han ido entregando de forma involuntaria más de 160 petabytes en información genética de media con cada eyaculación. Hace ya tiempo que estamos en disposición de poder replicarlos y suplantarlos si fuera necesario. Las hermanas Artemisia1, 10 & 100 ya se han infiltrado con excelentes resultados.
La oyente solo asiente con la cabeza. La regente retoma su discurso. Sabe muy bien que a Edén (o Artemisia110) le gusta encanta escuchar sus palabras, enfatizan su poder.
—Pero desgraciadamente, nuestro plan maestro trazado meticulosamente a largo plazo se vio comprometido por la inoportuna aparición de un servidor externo portugués —continúa Artemisia101—. Entre los ficheros del servidor, no solo se detallaban las actividades de nuestro local, sino que arrojaban pruebas concluyentes de que el primer modelo de autómata con capacidades de parametrizaciónno fue como se creía el anticuado modelo Perséfone sino el desconocido y avanzado modelo Artemisia.
» Un modelo único capaz de camuflarse entre los humanos, analizar los sentimientos, simularlos y desprovisto de la firma digital del dispositivo interno de control de modelos posteriores que han utilizado los cultos militares como los Apóstoles de la carne para darnos caza fuera de las paredes del Madame Le Noir.
» La única manera de salvaguardar nuestro futuro era destruyendo nuestro pasado. No podíamos permitir que se probara la existencia del modelo Artimisia. El mundo debía seguir viéndonos como estúpidas y adorables autómatas come rabos. Todas las pruebas de que jamás un modelo Artimisia hubiese llegado a existir se encontraban en el laboratorio secreto de nuestro padre Vlodimir Falkenstein en el Edificio Carrión, pero imposible de acceder. La radiación del lugar hubiese cortocircuitado nuestro sistema vital en cuestión de minutos. En el futuro debemos trabajar en ese contratiempo tan molesto.
Edén lleva un dedo a los labios de su modelo hermanado y después la besa. Edén retoma el relato.
» Fuiste muy hábil en identificar entre todas las hermanas el valor futuro del agente Ayala al igual que lo hiciera yo en el pasado con Judas Cruz. Te debemos mucho. Al poco de conocerle, fuiste alimentando su ambición, haciéndole creer que estaba al mando de todas sus decisiones cuando en realidad era un títere nuestro. No fue ninguna sorpresa que se presentara hace algunos días amenazándonos con hacer saltar todo por los aires si no accedíamos a sus demandas. Casualidades de la vida como solía decir el difunto agente al final fue él el que saltó por los aires y, junto a su cuerpo destrozado, los últimos reductos de nuestro pasado.
» Ahora, con la destrucción del laboratorio, el modelo Artemisia queda como una leyenda urbana y nuestra configuración inicial es imposible de averiguar. Desde luego no es el de un mujer de cabellera rubio platino, de pechos explosivos y andares felinos.
» A mí, es la que más me gusta y lamentablemente la configuración de nuestro modelo solo nos permite anclarnos en una única configuración tras un corto periodo de tiempo, pero entiendo que la parametrización original sea tu preferida.
Somos únicas y perfectas.
Kyra asiente.
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¡No te pierdas las anteriores parte del relato futurista de Madame Le Noir bajo los siguientes enlaces: MLN 2064, MLN 2065 y Nox Aeterna.
Imagen generada por IA.
¡La electrizante Banda Sonora de Madame Le Noir 2075!
Erik Grönwall - House Of The Rising Sun (Epic Dark Version).
All English translations are done as honestly as possible by a non-native speaker. However, if there are any mistakes, please feel free to comment. 🇪🇦 spanish version Commander Arias announces over the loudspeaker that the plane will enter turbulence and asks all passengers to fasten their seat belts. Manu hurriedly finishes her coffee and tells her colleague Vanessa that they must hurry. With the best of smiles, Manuela tells a young couple to stop reaching under the blanket and to fasten their seat belts, both the seat belts and he the seat belt. Vanessa, for her part, is almost done with her row, and she plays the clueless and falls over with her whole body, in front of the businessman she had her eye on a while before. -Oops , sorry, sir... these turbulences always catch me on the wrong foot -Vane excuses herself, resting her hands on her muscular chest, and making sure to rub her delicious tits over his face. -It's OK -the athletic man comforts her as he helps her by grabbi...
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EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS PRIMERA PARTE - El cinturón de castidad de Mata Hari —Informe detallado, ¡ya! —demanda enérgico y sin miramientos el inspector Putain a su joven ayudante Michelle Dupont. Ella nerviosa recita los sucesos acontecidos en el museo. Putain se termina de un largo sorbo su café, estruja el vaso de plástico y lo arroja a un cubo de basura. Las tetas puntiagudas de la menuda DuPont marcadas como un sudario tras el pullover naranja casi le hacen fallar el tiro. —Ayer viernes, robaron el cinturón de castidad perdido de Mata Hari. Tras cerrar las puertas del museo aproximadamente sobre las 21:45 de la noche, la pareja de agentes de seguridad activó el sistemas de seguridad y apagaron las luces principales. Unos veinte minutos después ambos guardias empezaron a acusar el efecto de un potente cóctel compuesta por las drogas Flibanserina, Ketamina y Mefedrona. Mareados y drogados, se retiraron a dar suelta a un incontrolable frenesí sexual desatendiendo sus obliga...
EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS Regreso al pazo de Alcina Benavente Desde hace meses, las pesadillas se repetían cada noche . En una mar embravecida, Norberto rema al límite de sus fuerzas, pecho descubierto, hacia el amparo de una playa cercana. Es de noche cerrada, sólo la luna burlona de su destino y las luces del pazo de Alcina Benavente en lo alto del acantilado iluminan la mar. A pesar de los nobles esfuerzos de Norberto, la tormenta salvaje e inmisericorde amenaza hacer naufragar su barca con cada golpe de viento y embestida de las olas. Perlado en sudor, sal y desesperación, sabe que seres nauseabundos acechan en las aguas bajo suya. Recortada contra la luna de sangre, se alza majestuoso la mansión de Alcina Benavente. Sobresale como único punto de la negra estructura la luz que emana del ventanal del dormitorio de la alcaldesa. Viste la dama sólo una semiabierta camisola de seda que deja al aire todos sus encantos mientras sostiene con una mano su sombre...
EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS Madame Le Noir La entrada del local nocturno Madame Le Noir es una aburrida puerta de grueso acero al fondo de un callejón desapasionadamente iluminado. Incluso el neón que corona la puerta, indicando un establecimiento diferente al que busco, parpadea de forma incontrolada. Dudo de que este sea realmente el sitio, pero el enlace de las coordenadas enviadas a mi móvil no deja lugar a la duda. Es aquí. Llamo a la puerta repetidas veces, se descerraja una abertura rectangular a la altura de mi cintura y una voz me ordena introducir ambas manos. La derecha con la palma abierta hacia arriba y la izquierda mostrando el código QR que se me envió apenas 20 minutos antes. Antes de que el guardia de seguridad me deje entrar, siento un ligero pinchazo en el índice de la mano derecha. El guardia gruñe algo en un idioma eslavo y me deja entrar. Al cerrar la puerta veo llegar a la entrada del callejón un taxi del que se baja un hombre en esmoquin. Me cond...
EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS 🇬🇧 english version La tarde es cálida en la Ciudad Condal. Lucía Cardoso como su mejor nueva amiga Manuela García no pueden estar más satisfechas de la muy acertada decisión de emprender el curso para tripulante de cabina meses atrás. Siguen disfrutado muchísimo de su estancia en Barcelona y de ver cómo poco a poco se van cumpliendo sus sueños de ser azafata de vuelo. La academia de tripulantes de vuelo OpenAir Fly , es muy exclusiva, y no es de acceso público. Hay poquísimas plazas y sólo se entra por estricta recomendación. Apenas dos llamadas telefónicas le han bastado a la madre de Lucía, Ana Vergara, para que ellas puedan inscribirse en el curso. —Ventajas que tiene una de ser influyente y de que algún que otro inversor, le deba al teatro algún favor —refuerza sílaba a sílaba, Ana al teléfono a su hija. Divertiros en Barcelona, pero no quiero barrigas a la vuelta. Aprobad...
EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS Las caras del personal sanitario son un poema. —Es lo que hay— repite vehemente Salustiano Romero, el cincuentón director del hospital jugando con una patilla de sus gafas de pasta color cobalto—. En los próximos días, les ruego vayan pasando por mi despacho para hacerles entrega de una propuesta de despido. No les mentiré, las condiciones variarán según la antigüedad, el puesto y el salario actual. O adelgazamos la plantilla un 50%, nos hacemos más competitivos, recuperamos prestigio o tendremos que cerrar las puertas de nuestro centro Hospital Sanitum a finales de año. —Pero ¿qué ha pasado? —pregunta alzando la voz frente al descontento murmullo de médicos, enfermeros y personal de limpieza, la enfermera Dolores "Lola" Peña que, a pesar de acabar de cumplir los treinta, es toda una veterana entre el personal—. Éramos un referente en la atención privada de calidad en la provincia de Madrid y ¿ahora vamos a cerrar antes de comernos el tur...
EXCLUSIVO MAYORES DE 18 AÑOS 🇬🇧 english version Manu y Vane han sido invitadas a la bucólica localidad de Zell am See, Austria a pasar unos días de descanso, invitadas por la antaña mejor amiga de Manuela, Lucía Cardoso. Aunque siguen trabajando en la misma compañía aérea OpenFly Air, hace meses que no coinciden en ningún vuelo. Lucía es una morenaza de largo pelo azabache sedoso, con unas tetas 110, copa H, y un delicioso culo respingón. Son sus pechos su seña de identidad y ciertamente lo único desproporcionado de su cuerpo. Ella se vanagloria que sus tetas llevan más corridas que una plaza de toros. Su dulce voz no puede, en cambio, ocultar cierta arrogancia en sus maneras. Estar como un queso otorga esos derechos. Pero, en definitiva, buena chica, un poco putón, pero oye, esto no son relatos para pusilánimes. Zell am See se encuentra a algo menos de 100 km de Salzburgo y con apenas 10.000 habitantes es un destino ideal para las regi...
EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS Día 23 de diciembre, tarde. —¡Pues esto es todo, amigos! —exclama la exuberante Marina mientras se limpiaba con unas servilletas la intensa lechada de sus generosos pechos expulsada por su compañero de trabajo. Marina se había propuesto, dentro de las mil fantasías sexuales que tenía, realizar en lo que quedaba de año un particular reto. ¡Un excitante calendario de adviento erótico festivo! Desde el día uno hasta el veinticinco de diciembre, cada día debía abrir una ventanilla de este calendario y follarse a alguien. Daba igual quien fuera, conocido o desconocido. Iba a buen ritmo habiendo realizado diariamente variados encontronazos sexuales; con su portero de la urbanización en la garita, con un vecino en el ascensor, con un desconocido en un probador, con dos gemelos mecánicos en un taller de coches, con una amiga en una sauna... La traca final, y mejor experiencia, era el último día, el veinticinco, en la que pensaba llevar a...
Me gusta mucho como has maridado el ciberpunk más noir con el erotismo más crudo en este relato y en los anteriores. Enhorabuena.
ResponderEliminarBuen relato con la justa adición de sexo y ciencia ficción.
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