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La alcoba de Drácula (Especial Chtulhu 2023)

EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS



Diario de Jonathan Harker, 5 de mayo

"Como parte de un viaje de negocios llevo viajando ya varios días desde Bistritz a través del desfiladero del Borgo, en Transilvania, hasta el remoto castillo del conde Drácula, un notable y bastante excéntrico noble.

Hace unos días, en una posada local, unos aldeanos me advirtieron de la particularidad del conde y que desistiera de mi empeño. Pero no pude acceder a sus demandas ni a sus supersticiones ya que me hallo recientemente comprometido con mi amada Mina Murray haciéndome falta en sumo grado el dinero.

Quiso la dueña de la posada convencerme en la trastienda bajándome el pantalón y comiéndome el rabo. No quise ser un desconsiderado con sus costumbres locales y accedí. La joven y atractiva mujer, con un floreado pañuelo en la cabeza, se esmeró mucho para que tuviera una excelente impresión de su hospitalidad y advertencia lamiendo con devoción tanto mis huevos como la totalidad de mi rabo. Era todo muy extraño y excitante. Al marido se le oía en el salón principal sirviendo comida y preguntando enfurruñado por el paradero de su joven esposa.  Para no buscarle un problema a la joven, la correspondí corriéndome generosamente en su garganta pensando en mi amada Mina. De la exagerada eyaculación me tuve que sujetar al extremo de la mesa provocando la caída de un plato de cebollas y una fuente de queso.

Al día siguiente, la dueña me regaló un rosario con la esperanza de protegerme de las influencias malignas. Le di las gracias y le aseguré que todo el mal ya me lo había sacado ella ayer".

Diario de Jonathan Harker, 10 de mayo

"El conde me vino a buscar cerca de su castillo en una calesa y ahora soy su huésped, al menos durante un breve período de tiempo. Es la personalidad de Drácula extraña comparada con mis costumbres inglesas: no se refleja en los espejos, no come nunca en mi presencia y hace vida nocturna. Creo que es un ser despreciable, ruin y despiadado que me ha convertido en un rehén en el propio castillo. 

No me fio de él, cerraría la puerta de mi habitación con pestillo si no fuera porque ya lo hace él por las noches. Estoy atrapado.

No concilio bien el sueño en este castillo maldito sufriendo numerosas pesadillas en las que malignas presencias parecen acecharme en mi descanso. Esta noche mientras intentaba conciliar el sueño, una extraña figura ha hecho acto en mi habitación. Debajo de la sábana he notado un cuerpo que me acariciaba las piernas. Al descubrir la sábana he visto, con gran incredulidad, una bellísima joven completamente desnuda jugueteando con mi virilidad y su roja boca.

Marishka, así se llamaba, era una pálida joven pelirroja con unas buenas tetas impropias de su constitución. Ella me mordía cariñosamente el glande de mi polla cada vez más erecta. También se entretenía en mi saco testicular. Al ver crecer tan rápidamente y poderosamente mi polla, abría con sorpresa los ojos y negaba con la cabeza mientras se relamía los labios de color fresa. Yo estaba como inmovilizado, por alguna fuerza malévola, sin duda, y sin poder negarme a este acto tan depravado. Cuando ya tenía mi rabo palpitante de excitación, la súcubo se sentó encima de mí comenzando a contonearse maliciosamente. Sin duda, ella no estaba acostumbrada a ver y sentir una buena polla inglesa ya que volteaba los ojos y, por sus cada vez más acelerados movimientos, estaba próxima a un orgasmo. 

De algún modo, que aún no logro entender, a fecha de hoy, conseguí librarme de su influjo, la giré y las puse a cuatro patas. La agarré de sus tetas y con el impulso, se la clavé en el estrecho culo sin miramientos. Ella chilló diciendo que esa entrada era impropia de una noble como ella, que era descendiente de no sé cuántos conquistadores, reyes húngaros y más polladas. Que en toda su vida pasada nadie se había atrevido a ir por esa entrada. Que le estaba faltando al respeto. La apoyé la cabeza contra la cama y seguí a lo mío. Al principio, de la sorpresa, se resistió un poco para luego empujar su cuerpo contra el mío de placer hacia adelante y atrás. La agarré del pelo con una mano mientras con la otra le daba nalgadas furiosas. Relinchó, gozó ruidosamente y así, un buen inglés como yo, no puede aguantar, utilicé mis últimas fuerzas y eyaculé con fuerza en su enrojecido y divino culo.

Ella acertó a decir que por que no me había corrido en su cara mientras se pasaba la mano por el culo. Que no me cansaba de faltarla el respeto, me decía mientras se deslizaba convertida en bruma por debajo de la puerta. También juró volver a la noche siguiente con sus hermanas para castigarme por mi insolencia.

Dormí como un lirón lo que restaba de noche".

Diario de Jonathan Harker, 11 de mayo

"El conde me ha vuelto a preparar el desayuno, como viene siendo habitual, pero percibo dejadez en sus funciones. El café estaba templado y eché en falta las tostadas con mantequilla y fresas. Se lo recriminé y el noble se fue corriendo a la cocina a llorar. Me parece a mí que Drácula es un muerto de hambre y que todo es apariencia. Sólo hay que fijarse en el abandono que rodea todo a su alrededor.

A los pocos minutos, el muerto-hambre volvió y pasándose un cuchillo por la lengua me confirmó que dentro de unos días finalizaría nuestra transacción y sería libre de marcharme a mi añorada Londres.

A la noche recibí otra visita. Esta vez eran tres mujeres que se habían colado en mi alcoba. La muchacha más joven me señaló diciéndole a las otras que yo era el indigno invasor, el irrespetuoso, el de la polla gorda.

Las otras, Aleera y Verona, se miraron entre ellas asintiendo y se abalanzaron sobre mí. Sin poder reaccionar me despojaron de mi vestimenta y me inmovilizaron en la cama. 

Verona, una espectacular morena de labios carnosos, me posicionó su perfumado coño en la cara y me exigió que lo lamiera. Aleera, junto a Marishka, empezaron a hacer lo propio con mi polla, pasándoselo como si fuera una piruleta. De vez en cuando, se gruñían entre ellas cuando una tardaba más de la cuenta en soltarla. Yo, estaba medio sofocado por el sexo de la morena, apenas podía oír lo que tramaban. Sí me pareció entender que me iban a chupar la sangre. De momento estaban haciéndolo muy bien con mi polla.

Tras unos minutos jugando con mi lengua en la pepitilla de Verona, sentí un espectacular calor en la entrepierna. Aleera se había introducido mi polla en su coño y empezaba a cabalgarme como una salvaje, impropio de una mujer de su linaje.

Marishka, se enfadaba comentando que ella también deseaba dominarme. La jinete, entre espasmos de placer, la contestaba que se callara de una puta vez, que ya tuvo lo suyo ayer y que ahora le tocaba a ella.

Verona se giró sobre mi cara quedándose de cara a Aleera en tanto yo seguía lamiendo, ahora le tocaba el culo.

Sabiendo que en este castillo todo estaba en mi contra, en días pasados, había encontrado de casualidad en la biblioteca un libro de arcanas pócimas para aumentar mi resistencia sexual.

Tomando un sencillo brebaje de raíces y canela estaba resistiendo la eyaculación, que sería el inicio de mi segura muerte, y destrozándole el coño a Aleera. 

Unos treinta minutos más tarde, la vampiresa se retiró de su montura con el coño al rojo vivo y tras haber "sufrido" tres orgasmos. 

Marishka, como una loca, empezó a restregarme el nabo, lamiendo, retorciéndomelo, me chupaba los huevos para provocar mi orgasmo.

Pero sin éxito. 

Me llegó incluso a decir que podía metérsela por el culo si así me corría de una puta vez. La contesté que ahora lo vería mientras Verona se desencajaba con mi vivaz lengua. Otra menos.

Le dije que ahora le tocaba a su culo, pero inmovilizado como estaba, no podía hacerlo

La joven vampiresa murmuró unas palabras y de repente quedé libre de ataduras. La confirmé que antes de metérsela por el culo, y correrme, debía hacerme una paja con esas enormes tetas que le había dado Dios o el Diablo, me daba igual. Ella asintió y con la ayuda de su mano me la depositó en el valle de sus tetas. Escupí en mi glande y agarrándolas con ambas manos empecé a masturbarme con ellas.

Era el paraíso. Y también para ella dados sus gestos faciales.

A los pocos minutos, me exigió que se la metiera ya por el culo.

No pude negarme a tan noble petición y tras besarla en la carmesí boca, la hice que se montara encima de mí. Por supuesto por la entrada pequeña.

Las otras dos vampiresas nos miraban con lujuria y, mal disimulada, envidia. 

Durante diez minutos la estuve reventando el culo hasta que la punta de los dedos de mis pies me indicó que ya estaba llegando al final de mi resistencia. Y gracias, ya que la joven me suplicaba que acabara ya, que no podía aguantar más. 

La saqué de tan precioso lugar y la ordené a las tres que se pusieran de rodillas frente a mí. 

Y ahí recibieron mi corrida en la cara como si estuvieran en un pelotón de fusilamiento. 

Algo debe tener este clima y esta alimentación ya que mi descarga fue abundante y lechosa, pudiendo repartirla en la cara de las tres bellezas.

Y supongo que tras mi corrida llegaría mi final.

Pero no fue así, ya que las tres muy satisfechas me dijeron que volverían a la noche siguiente para castigarme por mis insolencias y mala educación".

Diario de Jonathan Harker, 18 de mayo

"Llevan visitándome ya una semana las tres bellezas y quedando todas las noches muy contentas. Ya no queda ningún agujero por explorar de sus cuerpos por mi insaciable polla ni parte de su cuerpo sobre el que no me haya corrido, ya sea por dentro o fuera.

Por la mañana, el conde, mediante una carta escrita por su puño y letra, me confirmó que era libre para marcharme. A tal efecto, ponía una calesa a mi disposición.

No obstante, no lo haré.

Está noche tengo que seguir manteniendo a raya el mal de este castillo.

Me iré dentro de unos días, creo.

No lo sé, este clima le va bien a mi espíritu y a mi polla".

¡Continuará!

No te pierdas la continuación baja el siguiente enlace.


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¡La banda sonora de "La alcoba de Drácula"!

Wojciech Kilar - The Brides from Bram Stoker's Dracula


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Comentarios

  1. Me encanta, no sólo es muy sugerente sino además muy divertido. ¿Habrá segunda parte en el Demeter? :-)

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