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Max MegaPower, una polla como una olla (Parte II)

EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS



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    A los pocos días empecé a repartir con la furgoneta y ya me hicieron el lío. Aparqué en una plaza de minusválidos como suelo hacer siempre, mientras iba por unos churros al bar y a leer el MARCA. Al salir a los treinta minutos, la agente de tránsito me estaba poniendo la receta. Me hice el despistado subiéndome al coche, y la pedí que tirara millas. Me dijo que nanay, naranjas de la China.

    —¿Cuánto? —le pregunté con la mejor de mis sonrisas mientras descubría bíceps.

    —90€ —respondió desganada mientras terminaba de teclear en el cachorro ese que parecía para atrapar Pokémons.

    —Pues barato, entra —le respondí. No pude reprimir el chiste.

    Se puso hecho una furia y me mandó salir del vehículo. Me puso de cara a una pared lateral de la furgoneta. Yo ya tenía una erección descomunal. Me pone la autoridad ¿sabes? Para mí que se entretuvo bastante tocándome la tranca una y otra vez. Aurelín no paraba de crecer bajo el mono.

    —¿Qué tenemos aquí? Encima armado a primera hora de la mañana —me susurró al oído mientras me mordisqueaba el lóbulo. Voy a llamar a otra agente a que me ayude. ¿Fuensanta? Ven de inmediato, tenemos un 9-09.

    La tía agente no paraba de magrearme el rabo…

    —Chica, ten cuidado con el material, que te vas a hacer daño. Esto no te lo enseñan a manejar en la academia. ¿Tienes carnet de manipuladora de cargas peligrosas?

    La agente me preguntó la dirección y me advirtió que más valiera que estuviera esa tarde en casa para que me multaran debidamente. Que mi descaro no iba a quedarse sin castigo. Me palmeó el culo y me dijo que circulara.

    Por la tarde, estaba solo, en casa de mi primo y las recibí en gayumbas. Ellas entraron vestidas de polis y me dijeron que era un niño muy malo. Me esposaron al cabecero de la cama y me bajaron el calzoncillo con la porra. A una de ellas, la que no conocía, Fuensanta, casi le saco un ojo. La otra, la que sí conocía, Kira, sin mediar palabra se montó encima de mí, apartándose un poco las bragas oficiales de policía con la mano y empezó a cabalgarme. Como un potro. Le gustaba mucho a la puerca. Se movía más que las bragas de una coja. Se desabrochó la camisa y sus tetazas se desparramaron sobre mi cara. Yo creo que era de la policía montada como poco. Que arte cabalgando. Cuando ya estaba a punto de estallar, Fuensanta, me sacó el lubricado miembro del coño de su amiga y empezó a tragárselo. Un minuto y descargué como un toro miura. Litros y litros de leche. Me pone mucho la autoridad. Ya os lo he dicho, ¿verdad? Ella se lo tragó sin rechistar y dejó un poco a la amiga pasándole con la boca. Las dos se rieron y se marcharon dejándome esposado. Cuando volvió mi primo, le dije que habían entrado a robar y que me había violado. 

    Las agentes me pasaron algunos días después, una dirección y un nombre por el que preguntar por si quería sacarme un dinero extra. Me dijeron que mi polla no debía pasar hambre ningún día y que, si decía que venía de parte de Kira Múnich o de Fuensanta, me harían una prueba de aptitudes. Debían ser sus nombres claves en el tugurio ese. También me dijeron que debía buscarme un nombre artístico. Como Brad Wurst.


    Me personé en Madame Le Noir, y el nombre que me apuntaron, Papa Booze, me atendió. Me preguntó un huevo de chorradas; que, si era discreto, limpio y polladas parecidas. Que, si tenía credenciales, yo no contesté y me saqué la polla.

    —¿Qué le parecen estas credenciales? —le dije enseñándole todo el cerúleo cipote.

    Papa Booze enarcó las cejas y me contrató de portero, en el acto. De vez en cuanto me pedían echarle un polvo a una cliente, o pegarle una paliza a mi amigo Samir de la sala de videovigilancia (se llevaba muchas mías, luego nos reíamos juntos, él con algunos dientes menos). No duré mucho, ya me había follado a todas las camareras y clientes femeninas. Tampoco era muy discreto. Un habitual del local, me recomendó participar en algunas pelis porno que un amigo suyo empezaba a rodar. Dinero fácil para una polla como la tuya, me aseveró. Le dije que me lo pensaría. "Hazlo, aquí tienes carrera, me repetía sin cesar", el pesado de los cojones. Asentí, y me ofrecí acompañar a su menuda novia asiática de pelo largo negro a por los abrigos. Me la follé por el culo, entre una hilera de abrigos. Su larga cabellera le caía hasta el culito. Yo se lo separada yo en dos partes iguales con mi polla. Me sentía como Noé apartando las aguas del Ebro en esa película de Ben Hur. Él esperaba paciente fuera. No veas cómo chillaba la chinita en su idioma. Cada vez que chillaba, le tapaba la boca con la mano y el culo de un pollazo. Al final, salió medio coja con carga extra de "Licol de floles" entre las piernas. La cojera, le explicó al menda era por que se había roto un tacón. Me limpié con un abrigo de visón la polla, me fumé un "pitu" y me fui del local para no volver.

    Paquito Fernández, el director del largometraje, pide que le llamen en el set por su nombre artístico, Don Pito Corleone. Me manda desnudarme como una hora antes y sin desayunar. Me la meneo mientras espero mi turno. Para durar más me descargo en una palmera de plástico cercana. Haré de explorador con salacot y me toca follarme a Visitación, natural de Carabanchel, pero más negra que los cojones de un grillo. Ella hará el papel de esclava nubia. No me he enterado muy bien de qué va la historia de "La tumba perdida de Putamón". He intentado prestar interés en aprenderme las cuatro líneas de guion, pero me pierdo viendo las tetazas a la negra. Así no se puede. Tiene la negra unos melones que ya me terminaba yo de criar ahí. Yo lo que quiero es sacarme el cimborro ya y follarme a la Visi. Eso si lo sé hacer.

    Visi, perdón, la esclava Nala, tira la colilla del cigarrillo a una esquina provocando casi un incendio en el set, se arrodilla y me la empieza a chupar. Madre que gordas y negras tetas tiene. Son cómo cantaros de miel. Leí por Internet que los actores metodistas o algo así se meten tanto en el papel que ya nadie sabe quién es quién. Improviso un poco para darle más veracidad y morbo a la historia.

    —Chupa, puta negra —la grito y la abofeteo para darle realismo. El "Spilber" del Porno, cámara en mano, con una boina corta y mascando chicle, a escasos centímetros de mi culo, me grita hecho una fiera, que qué cojones estoy haciendo y que me calle. Le respondo que estaba improvisando. Y que soy un actor metotodo o metodista. Yo qué sé. Me dice que me deje de gilipolleces y diga mis líneas.

    Visi, joder, Nala atiende las explicaciones de Paquito sin soltarme la polla y vuelve a chupármela. Cada vez la tengo más gorda. Abro y cierro la boca ostentosamente para mostrar que me está gustando. El jodido y pequeño salacot, comprado en un bazar chino, se me está cayendo y vuelvo a decir a la puta negra que me la chupe. Paquito se lleva las manos a la cabeza, tira la boina al suelo y me dice que mejor no diga nada. Me paro en seco y le afirmo que estoy muy comprometido con el papel, y la oportunidad que me ha dado y que ya no diré nada más. Acto seguido le digo a Nala que me chupe ahora un poco los huevos ahora. De arriba a abajo como un Frigo pie.

    Visi se ha encendido otro cigarrillo, le pega cuatro caladas y a continuación cuatro chupadas a mi descomunal polla echándome el humo en el cipote. El pitillo sigue en su mano y Paquito rodando. ¿Había cigarrillos en Egipto? Que tonterías digo, pues claro que sí… ¡Camel! Si salían las pirámides, un camello y todo. No soy un zote, ¿vale? Algo se me ha quedado del instituto.

    Me ponen las negras, lo rojito que tienen el conejo. Le digo a Visi que me gusta mucho la mamada y que siga chupando, puta negra. Paquito ya no dice nada y sigue rodando. La esclava me mete un dedo en el culo y no puedo evitar pintarle la cara a pistola casi en el acto. Pego un grito, y el tramoyista tras una pared de cartón se asusta tanto que cae al suelo. Paquito grita que todo que todo es una mierda y para de grabar con su cámara. Me dice que me vaya a por un bocadillo de calamares a la cocina o a tomar por culo, lo que me guste más, que improvise. Que para eso soy un actor de mierda. Cuando vuelvo a la nave, el segurata me dice que el director le ha dicho que no vuelva, me da una patada en los huevos, una bolsa de plástico de Alcampo con mi ropa dentro y 50€. Hijos de puta. De todos modos, era una película de mierda.

    Puta mafia. Envidia es lo que me tienen y no pueden lidiar con una polla como la mía. Mi polla debería estar en un museo. Uno importante. Como el del Jamón. Al menos me quedé con el teléfono de Visi.

    Decido llamarla por la tarde para rematar la faena y al número responde un tío de la Charcutería Manolo. Que si llamo por el pedido del salchichón... La negra bobalicona se ha equivocado al darme el teléfono. Mando a la mierda al tal Manolo y le aseguro que, para salchichón bueno, el que tengo entra las piernas. Le cuelgo. Vuelvo a llamar. Visi no se pone, lo hace el cabrón de Manolo. Le grito que deje de llamarme y le cuelgo.



    Mientras que no me salga nada, trabajo disfrazado del asqueroso fontanero Mario o del ratón Miki en el parque del Retiro de Madrid. Es temporal, claro. Paso más calor que su puta madre montada a caballo. También hago figuras con unos globos y por 5€ me dejo fotografiar. Les doy el globitos de los cojones a los niños y así si no quieren los padres pagarlo, se lo quito y se ponen a llorar. Casi siempre los padres terminan pagando.

    Cuando viene alguna jamona a hacerse una foto, aprovecho para meterle "de escondidas" casi toda la mano debajo del pantalón y del tanguita. Pongo voz de falsete para que el novio o el marido se piense que soy una tía, cuando ya le he metido dos dedos en la almeja. Alguna que otra, que digo yo, muchísimas vuelven luego a última hora de la tarde buscándome. Me las folló sin piedad tras un árbol. Eso sí sin quitarme el cabezón del ratón Miki que permite desenrollar una lengua de la boca del roedor. Seguro que tenía otro fin, pero a mí me hace mucha gracia que se quede colgada como una toalla encima de su hombro mientras le meto una estocada de carne que hace revolotear del susto a los faisanes de los jardines cerca. Cuando voy de Mario Bro, no me quito ni el peto y le doy a las muy guarras, con toda la herramienta, lo suyo. Le termino pidiendo siempre entre 50-100€ para no denunciarlas.

    Me llamo Aurelio Ortíz, quizás tú no me conozcas, pero pregúntale a tu madre, hermana o novia...



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¡La banda sonora de Max MegaPower!

David Guetta feat. Flo Rida - Club Can't Handle Me









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