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La alegre Madame - Xaviera Hollander



La alegre Madame (The Happy Hooker en el original) es una novela autobiográfica de Xaviera Hollander del año 1972.

La autora, para que no quepa duda alguna, afirma que los sucesos relatados en el libro son reales, así como la gente que participa en ellos y que solo se han modificado sus nombres.


Valoración:
⭐⭐ de 5.

Tengo un gran problema con este libro y es que no me lo acabo de creer.

Esta novela funcionaría de fábula como novela de ficción con cierto interés por ver la ascensión de una madame, pero aparte de estar muy mal escrita (donde el erotismo brilla por su ausencia y los saltos temporales de un lado al otro son constantes), jamás se puede tomar en serio este panfleto como una obra autobiográfica seria.

Y es que Xaviera va tan sobrada que uno no se la puede acabar de creer. País al que va, país en el que encuentra trabajo de inmediato. Y no precisamente de limpiadora de aseos en un instituto.

No. Que va. Hollander aparte de ser muy guapa y hablar perfectamente siete idiomas, no tiene problemas en encontrar trabajo de secretaria en la embajada holandesa o en la sede de las Naciones Unidas de un día para otro.

Luego compagina sus tareas de prostituta con su jornada de ocho horas sin problema. Ni duerme (¿Para qué?) ni come (a la hora del almuerzo aprovecha para acostarse con uno o dos clientes).

Sí el embajador sospecha, se lo "cepilla" para que la encubra. Va en un avión, se "carga" al pasajero del asiento de al lado. Conoce a un hombre en un bar, a la saca, uno más. Así todo. Ella es fantástica. Para ella, los hombres son barcos que atracan una noche en su puerto y ya está. Pero ella no es ninfómana (dice).

Extracto de lo muy guay que es Xaviera.


Tal como jura y perjura, la autora, todo esto sucedió de verdad, pero lo que me intriga es la suma facilidad con la que Xaviera habla, entiende y le resulta todo.

Dice que quiere suicidarse por un amor no correspondido y banaliza está gravísima situación en dos líneas. Después se le pasa y no vuelve a mencionarlo. Da la sensación de que Xaviera todo se la resbala. La autora nunca tiene dudas de lo que hace, ni tiene problemas de dinero o de salud. Nunca está triste ni preocupada. Es todo demasiado perfecto.

Omito el hecho que la autora sí le da el apretón, todo le vale (menos masturbarse, o al menos eso dice en las primeras páginas para algunas páginas después afirmar llevarse el vibrador a todas partes: será para remover el café) y ya en las primeras 50 páginas se acuesta hasta con un perro.

Luego le excita muchísimo acostarse con familiares. Tíos, cuñados, el que le venga bien. Nada se le resiste porque ella es excepcional haciendo el amor. Solo hay una frontera que Hollander se impone y no se puede cruzar: quedarse encinta. Lo demás está más que permitido. Incluso se vanagloria que ha salvado muchos matrimonios familiares.

Xaviera es muy desprendida y prefiere que sus amantes se queden satisfechos antes que ella. Porque a ella le basta con alcanzar el orgasmo mental.

Perdóname, Xaviera, pero no te creo. Hablamos de los años sesenta / setenta y a pesar de acostarse con medio mundo sin hacer uso del preservativo (el de látex se creó en 1930 y estaba a disposición de todo el mundo) solo coge una sola enfermedad venérea en todo su periplo sexual (unas ladillas). A Xaviera le vale con lavarse bien y el diafragma.

Que la roben al menos tres veces todo el dinero no es impedimentos para que abra un burdel tras otro, ¿Con qué dinero? ¿Alquilan los apartamentos en Nueva York a la primera que se presente sin dar una señal? ¿No tiene nunca problemas para encontrar chicas? Al parecer están todas locas por estar en su negocio.

El libro chirría a falso, a oportunista.

No tengo argumentos para dudar de sus vivencias, pero no me lo trago. De las pocas cosas que desprenden sinceridad de su libro es la rotunda afirmación de que jamás se debe confundir el sexo e incluso esta afirmación no es para nada novedosa.

En definitiva, "La alegre Madame" me ha resultado un cuento muy mal contado (donde la infame edición de la editorial Grijalbo repleta de fallos de ortografía tampoco ayuda) de una señorita sin escrúpulos que intenta justificar que le gusta muchísimo el sexo y el dinero dándoselas de entendida y cool.

Hubiese preferido algo más de honestidad. Se puede amar al sexo, pero no me vendas la moto de lo estupendo y fácil que es llegar a ser la Madame Número Uno de Nueva York sin despeinarse.

Me compré en su día un paquete de cuatro libros de Xaviera Hollander. Me los leeré con la esperanza de que quizás me gusten algo más. No tengo ni idea si me llevaré otro chasco.

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Comentarios

  1. Cómo bien dices, parece más un panfleto promocional de lo estupenda que es Xaviera que un libro con algo de calidad literaria. Gracias por la reseña.

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