Portero de noche (Liliana Cavani, 1974)
Portero de noche es una aburridísima película dirigida por Liliana Cavani en 1974 y protagonizada por Charlotte Rampling y Dirk Bogarde que ha resistido mal el paso del tiempo, aunque es verdad que el erotismo de principios de los setenta nada tiene que ver con el actual. Han pasado ya 50 años, y esta película se resiente de cada uno de ellos. La película ha envejecido mal.
¿De qué va Portero de noche?
Más de diez años después de la Segunda Guerra Mundial se vuelven a encontrar por casualidad Lucía (Charlotte Rampling), una superviviente de un campo de concentración y su verdugo Max (Dirk Bogarde), ex oficial nazi de las SS, que trabaja bajo una falsa identidad como portero de noche en un hotel en Viena cercano al teatro de la Ópera.
Muchos de los huéspedes son criminales de guerra que tienen reuniones secretas en el hotel para desarrollar estrategias sobre cómo comportarse en caso de ser apresados por los aliados y juzgados. Otras veces se reúnen para deshacerse de cualquier testigo que pudiese relacionarles con sus deleznable actos del pasado.
Lucía a pesar de reconocer a Max y con la opción de denunciarle, opta por reiniciar su antigua relación sadomasoquista con él.
La directora Liliana Cavani ya había denunciado los totalitarismos en varios de sus documentales para la televisión, pero con "Portero de noche" dio un paso más al afirmar que "Todos somos víctimas o verdugos" a quienes la atacaban por humanizar a Max, el torturador nazi.
Mucho se ha hablado de "Portero de noche" y su elegancia a pesar del argumento tan controvertido. Que si en ningún momento el largometraje cae en la vulgaridad o mediocridad, que si la cineasta supo medir el compás de los tiempos, que si conseguía mostrar la dureza del cautiverio y el sometimiento de la joven prisionera por parte del oficial de las SS entre otras cosas.
Lamento discrepar y me limitaré a dar mi opinión al final de la reseña.
Técnicamente no se le puede reprochar nada al largometraje.
La fotografía de interiores en el largometraje es colorida y nítida en comparación con los exteriores que nos muestran una Viena gris, fría y lluviosa.
Las interpretaciones y la dirección son correctas, pero denotan cierta desgana (o falta de talento) sin aportar nada novedoso.
Tenemos tres secuencias musicales que supuestamente dicen muchísimo.
Minutos 15 a 19.
Ballet clásico. Danza de las Furias de Christoph Willibald von Gluck.
Un miembro homosexual* de las SS empieza bailando en la habitación del hotel y se evoca mediante un flashback una actuación parecida ante un grupo de SS años atrás. Intuimos que Max tiene cierta inclinación homoerótica hacía el bailarín.
Minutos 26 a 31.
Momento de La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart.
El marido de la protagonista, dirige una obra en el teatro en presencia entre otros del antiguo torturador de las SS y su mujer. Diversos flashbacks nos transportan de vuelta al campo de concentración nazi donde Max, disfrazado de médico, abusa de Lucía. Ciertos paralelismo entre los que vemos en la obra teatral (Tamino cantando a Pamina mientras el verdugo abusa de su indefensa víctima) y el pasado de ambos protagonistas.
Minutos 69 a 73. Wenn ich mir was wünschen dürfte de Marlene Dietrich.**
Lucía baila frente a un séquito de nazis y recibe como muestra de amor por parte de Max, una caja con la cabeza de un prisionero que la estaba molestando. Paralelismo entre el baile de Salome y la decapitación de Jokanaán.
Este pasaje es sin duda el momento más emblemático de la película.
** Si pudiera desear algo (traducido del alemán)
Curiosidades:
- Sir Dirk Bogarde consideró la posibilidad de retirarse de la actuación después de rodar esta película, que le pareció una experiencia agotadora.
Dijo que le daba mucho miedo aparecer así en público y que se mantuvo escondido en el piso de una anciana hasta que le dieron la señal para salir.
Al quitarse el abrigo que cubría el uniforme y ponerse los guantes negros, se sorprendió cuando la anciana cayó de rodillas, le acarició las botas y exclamó: "Otra vez los buenos tiempos".
Al salir de la casa, la cosa no fue a mejor "Había una multitud enorme y, cuando salí, era como si fuera Garbo o Dietrich. Chillaban de alegría y cantaban el himno nazi prohibido "Canción de Horst Wessel". Todos los niños venían corriendo detrás de mí, para darme la mano, para tocar el uniforme... todos".
- Dirk Bogarde fue oficial de los servicios de inteligencia británicos durante la Segunda Guerra Mundial y fue testigo directo de las atrocidades de Bergen-Belsen, ya que estuvo allí al día siguiente de su liberación.
- Según la directora Jane Campion, es una película que la convence "de que nuestras vidas no son lógicas, sino poéticas y alegóricas".
- Charlotte Rampling rodó la película sólo cuatro meses después de dar a luz a su hijo Barnaby.
- Según la escritora, novelista y filósofa Susan Sontag, la película pertenece a un grupo de obras de arte que erotizan el fascismo en las que "el mensaje del fascismo ha sido neutralizado por una visión estética de la vida" mientras que "sus adornos han sido sexualizados". ("Fascinating Fascism." NY Review of Books. 6 de febrero de 1975).
Valoración final:
⭐ ⭐ de 5.
La película no tiene ni pies ni cabeza.
Es un despropósito descomunal que aun entrando en el juego de la atracción fatal que pudieran sentir ambos protagonistas (Bogarde está estupendo, en cambio Rampling está aburrida, simplona, apenas habla en la película y apuesta toda su interpretación en poner cara de ciervo degollado).
Se suele hacer referencia al erotismo explícito del largometraje, en el erotismo del poder, en el poder de la simbología nazi. Sí y no.
Quizá en los setenta fuera así, pero ya no lo es hoy en día. Ya estamos acostumbrados ante la visión de un cuerpo desnudo, o la homosexualidad.
Reconozco que el nazismo intriga. No hay definición más certera del mal que un oficial embutido de negro con botas portando la cruz gamada.
Lo que sí hace Cavani de forma magistral (es de lo poco que se salva del largometraje) es el mostrarnos la delgada línea entre el bien y el mal. Todo depende de las circunstancias y del punto de vista o de las personas con las que trates. Todos, absolutamente todos, podemos ser víctimas y verdugos. Y a veces, ambas cosas a la vez.
Decían que Hitler adoraba a las hijas de Goebbels y éstas le adoraban a él. El "amigo" era un también gran amante de los perros. Era de sobra conocida su pasión por los canes, de los que valoraba su extrema lealtad.
Por lo demás la película es un sinsentido tras otro de fallos garrafales y de guion.
- Se nos indica que estamos en Viena en 1957 y poco después vemos un cartel de una representación de "La flauta mágica" que tendrá lugar el 20 de noviembre de 1960. Ni la empresa Eventim trabaja con tanta antelación al anunciar sus conciertos. 😄
- Al final de la película, Max y Lucía recluidos en su apartamento por decisión propia, les han cortado el agua y la electricidad para obligarles a salir de casa y así poder matarles. Eso no es impedimento para que Max siempre esté pulcramente afeitado. Los que tenemos barba sabemos que afeitarse en seco deja la cara extremadamente enrojecida y en carne viva.
- El hombre con el monóculo sale algunas veces con la lente sobre el ojo izquierdo y otras veces sobre el derecho. Vamos, que no se decide qué ojo es el malo.
- La denuncia de la desaparición por parte del marido de Lucía lleva a la policía a sospechar de Max. Incluso van al hotel a interrogarle. No lo encuentran y no se les ocurre ir a buscarlo a su casa. ¡Pues vaya línea de investigación!
En definitiva, no me ha gustado y se me ha hecho larguísima.
Reconozco (por eso le doy dos estrellas de cinco) que ciertas partes son atrevidas y estéticamente potentes pero tras la curiosidad inicial de este síndrome de Estocolmo nazi, el largometraje solo se beneficia del "morbo" de la simbología nazi y si el torturador hubiese sido un pescadero de las Rías Baixas galegas no la vería ni el Tato.
Os dejo el tráiler original:
Excelente y profundo análisis. Muy bueno. Enhorabuena.
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