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Frida en "Vida rural"

EXCLUSIVO PARA MAYORES DE 18 AÑOS



La reunión en la sucursal del banco no ha podido ir peor, a pesar de haberse engalanado con sus mejores trapos y con un escote que quitaba el hipo. Si algo tiene, la menuda Frida De Klerk, son tetas. Una talla 92 de pecho, nada menos, repartidos en un metro 1,70 de estatura y una cintura de 62 cm. Pero nada, no ha bastado para convencer al director de la caja rural para demorar unos meses el vencimiento del pago de la granja. Por mucho insistir y jugar con las dos trenzas típicas de las muchachas de la región, Ronald van Vaart, no ha podido hacer la vista gorda, aunque otras cosa sí se le haya puesto más gorda que un gato castrado. 

—De verdad que me gustaría ayudarla, Srta. De Klerk, pero ya no podemos negar la realidad. O transfiere el pago adeudado antes de quince días o nos veremos obligados a embargarles la granja. Esto son lentejas. Yo no puedo hacer nada más, aunque quisiera sin meterme en problemas. Estoy casado, ¿sabe? 

Frida que no es tonta, pero algunas veces se le escapan detalles. No acaba de entender que tiene que ver qué el hombre esté casado para el tema de los pagos, se marcha dando un portazo. Al hacerlo se levanta su falda mostrando un culito gordo, redondo pero duro y un diminuto tanguita para mayor desesperación del director.

Al minuto, van Vaart le dice por el interfono a la arpía de su secretaria, que nadie le moleste ni entre en el despacho durante los próximos diez minutos.

Sumida en el llanto, Frida lleva veinte minutos sentada en un bordillo tras salir del banco. Que mala suerte la suya. Se enciende un cigarrillo. Desde que se escapó su madre Sigrid con el mejor amigo de su padre -bastante más joven y con la polla gorda como un candado, todo hay que decirlo- la granja no ha levantado cabeza. Su padre no vale más que para trabajar como una mula y endeudarse con malas decisiones. Su granja iba a dar la mejor leche de Holanda, decía. Sólo había que invertir un poco en modernizarla. Al final ese poco fue demasiado y la leche se le dio el banco a ellos. Se termina el cigarrillo y lo guarda en la cajetilla junto a las demás colillas.

Se lleva las manos al puente de la nariz. Le quedan quince días para hacerse con 5.000€. No tiene ni idea cómo lo va a hacer. Se enciende otro cigarrillo. Exhala el humo y mira al despejado cielo del pueblo de Amershemburg. Ella no es tonta, ya se le ocurrirá algo. Algo venderán, pero cada vez que venden algo, la granja vale menos. Puto círculo vicioso. Joder, se le han acabado hasta los cigarrillos.

Sin mediar palabra, un apuesto muchacho desaliñado de poblada barba, gorro de lana, camiseta raída roja con el sol naciente militar japonés y con algunos kilos de más, se sienta a su lado. 

—Me llamo Bruno —se presenta ofreciéndole un cigarrillo, mientras se enciende uno.

—Gracias, soy Frida— contesta la susodicha con una media sonrisa—. Lo necesitaba. Estoy muy jodida ¿sabes?

—Ya—responde Bruno—Me imagino. No he podido evitar escuchar tu conversación en el banco antes. Que asco de vida. Puto dinero. Venga, te invito a un café. Quizás pueda ayudarte.

Tras pedirse un café, Frida y Bruno otro, el hippie empieza a desentrañar su plan. 

—No quisiera parecer atrevido, pero quizás te podría interesar una opción algo extravagante. Mi hobby es rodar cortometrajes, y tengo cierta experiencia en cortos y cuñas publicitarias. Aquí en el pueblo he tocado techo. Siempre la misma mierda. Que sí una carnicería, que si una óptica. Yo valgo para mucho más —continúa Bruno encuadrando con ambas manos el rostro de Frida—. ¿Qué te parecería rodar un corte audiovisual un poco sensual? Algo erótico, nada vulgar, con estilo. Quizá podríamos recaudar algo de dinero con ello y sin perder la dignidad. Sería una plataforma para despegar y salir de este pueblo de mierda.

—¿Quieres que enseñe las tetas por dinero? ¡No soy una puta como mi amiga Helga! ¡A mí no me van a pillar chupándole la polla a cualquiera en los baños del instituto! ¡Soy una chica holandesa decente! ¡No he visto una polla ni de lejos! Y... soy virgen —miente Frida bajando la cabeza para disimular. 

—¡Por supuesto, Frida! Sería algo picante. Nada explicito. ¡Artístico! Yo renunciaría a mi honorarios, es más te pagaría 100€ de mi bolsillo -el arte lo es todo para mí-. Y todas las posibles ganancias irían para salvar la granja. No sé, quizás podrías sacar en total unos 300€ si nos lo montamos bien —le tranquiliza Bruno sin evitar bajar la vista, por una parte, avergonzado y por otra obligado por la erección de verle constantemente las gordas tetas a Frida. "Esas tetas están pidiendo a gritos una corrida entre ellas"—. No es mucho, pero ya nadie paga por verle los pechos a nadie.

—¿300 euros? Eso es una puta mierda. ¿Cuánto podría sacar enseñando más? ¿Haciendo una mamada? 

—No tengo ni idea. ¿400 euros? —responde Bruno completamente sobrepasado por el devenir de los acontecimientos.

—Otra mierda seca. Hay que pensar a lo grande. ¿Cuántas pollas tengo que chupar para hacerme con 5.000 euros? —pregunta Frida, deshaciéndose una coleta y volviéndosela a hacer. El café va por tu cuenta, ¿no?

Bruno responde que sí, y le indica al camarero con ostentosos ademanes que traiga algo más fuerte para beber. Esta más nervioso que Doraemon pasando el control de un aeropuerto. Tiene un dolor de huevos insoportable.

—Esto no va de chupar rabos. Eso está más visto que "El Equipo A". Tendríamos que ir algo más exótico. No sé… ¿un gangbang? No tienes ni idea qué es eso, ¿cierto? —afirma Bruno más que preguntando—. El gangbang es sexo grupal, en la que una persona es el foco central. Vamos que todos se follan a la misma o al mismo. El número de participantes es indefinido. Si es un tío al que se lo follan se llama...

—Vale, me he enterado. No soy tonta —responde indignada Frida y más tonta de lo que le gustará admitir. Pensaba que el gangbang era una marca de chicles— ¿Cuántos tíos? ¿Diez serán suficientes? ¿Se tienen que correr todos?

Bruno le responde que no tiene ni idea, pero no cree que se tengan que descargar todos. Frida voltea los ojos contrariada y le demanda una respuesta puesto que él debe saber de eso. "Es un tío, ¿no?  Vosotros sabéis de estas cosas", afirma la muchacha.

—Creo que treinta bastarán. El que quiera participar que suelte 50€ por adelantado y tienen derecho a metértela durante cinco minutos. Podemos cobrar 100€ más a los que quieran ser los primeros de la fila. No habrá público. Pero podemos organizar una tómbola con regalos sorpresa. A 5€ el boleto. Fotos firmadas, una gorra o ¡unas bragas tuyas! 

—Ofreceremos la opción de que el que pague 200€, me pueda depilar el coño a cuchilla unas horas antes del evento —demanda una Frida desatada, sin una pizca de vergüenza. Lo rodamos el próximo viernes en el pajar de mi granja. Yo selecciono a los tíos. Tengo más de treinta entre compañeros de clase, amigos y exnovios que se apuntan a metérmela con los ojos cerrados. Creó un grupo en el Whatsapp y le mando una invitación. Que se tapen la jeta o se pongan un gorro los que no quieran ser reconocidos, tengan novia o mujer. Me da igual. Son todas unas putas envidiosas. ¡Ah, otra cosa! El que quiera petarme el culo, paga el triple. Y llamo también a mi amiga Helga para que nos ayude, es una fiera organizando cosas y aparte de ser un poco putita.

Bruno asiente y se apunta todas las ideas en un esmirriado bloc. Esta descolocado por el aluvión de iniciativas de la muchacha. Ciertamente para ser virgen, la cacho puta, tiene las ideas muy claras. Se piden otra ronda. Y tras ésta, se despiden con un sentido abrazo.

—Muchas gracias, Bruno. Me has salvado la vida. Has sabido ver lo mejor de mí y no te has quedado en lo superficial. La mayoría de los tíos sólo quieren metérmela al poco de conocerme. Se pasan todo el tiempo sobándome las tetas. Qué asco, ¿te hago una paja en el baño?

Tras dejar a Frida en la granja familiar, Bruno se pone manos a la obra con los preparativos. Tiene mucha tarea por delante, pero con los huevos ordeñados se piensa mejor, qué pollas, siempre es bastante mejor. Estás más enfocado. Menuda mamada le ha hecho la mosquita muerta. No sabe si será virgen, pero, desde luego, sabe muchísimo como chuparla. Hacía años que no se corría así, con esa fuerza. Para no caerse desnucado como un conejo, tuvo que agarrarse a la pared del baño, tras intentar hacerlo fútilmente con el dispensador de papel.

Tres días más tarde, a media mañana.

—Hola Frida. ¿Qué tal? Soy Bruno. He estado pensado mucho en tus palabras. Tienes mucha razón. Debemos pensar a lo grande. Retransmitiremos el evento sexual en streaming. Que los que quieran ser parte de él paguen una cuota mínima de 10€. Puedo organizarlo y publicitarlo en mis redes sociales. ¿Te parece bien?

—¡Genial! Mi padre no estará el fin de semana. Asiste a una reunión de ganaderos. En realidad, va a emborracharse y visitar el puticlub "El Conejo rojo". Me lo confesó el cura que le vio ahí dentro el pasado año —responde Frida de buen talente al teléfono a pesar de haber tenido que salir de la ducha sin poder secarse —Pásate por la granja esta noche. Voy a hacer Stammppot* y hablamos del resto de los detalles. Mi amiga Helga también estará. Te gustará conocerla. Nos va a ayudar con los preparativos. Cenas y luego, por ser un amigo tan desinteresado, te chupamos la polla, ¿ok? Si le dices algo bonito sobre su pelo, seguro que se la puedes meter. 

Bruno, por supuesto, asiente y se guarda su paja diaria. Es para descargar más esperma después. Uno que tiene en cuenta los detalles y hay que quedar bien en estas cosas.

*El stamppot es un acompañamiento típico de los platos de la cocina holandesa. Es un puré de patata con verduras como cebollas, zanahorias, espinacas, puerros, guisantes o col y aromatizado con diferentes especias.


Viernes, día de rodaje.

La convocatoria es un éxito total. Una grupo de treinta muchachos hacen fila con las pollas tiesas en el pajar. La mayoría se la tocan mientras esperan paciente su turno. La colección de rabos de todos los colores, grosores y sabores es digna de mencionar. Es lo que tiene el aire puro del campo. Una vaca, que se ha asomado curiosa a un ventanal del pajar, muge dándole al set el toque rural necesario para ser un éxito incontestable.

Entrarán en grupos de cuatro. Se ha sorteado de antemano que parte de la muchacha podrán disfrutar. Los más afortunados se la podrán meter o se la chupará Frida. Los menos afortunados "sólo" les harán una paja.

Helga, al igual que Frida, vestida de granjera y con sus coletas típicas de la región y su prima Lisa, reparten bebidas energéticas y bocadillos entre los muchachos. Lisa ha venido expresamente desde Ámsterdam, tras anular sus clases de simbolismo egipcio y tarot solar, a echar una mano o chupar alguna polla, eso está por decidir, son las cosas del directo. Lisa, vestida con un peto vaquero sin camiseta, de largo cabello sedoso rubio se ha adornado el cabello con margaritas. Cada dos minutos se le sale un teta para mayor satisfacción de los presentes.

Algunos de los participantes se han tapado la cara con máscaras o antifaces para evitar ser reconocidos por sus novias o familiares. Sorprendentemente algunos zagales han venido con sus novias, que apartadas esperan que sus novios se descarguen y disfrutar del morbo que su amado se haya follado a otra.

Un poco antes de entrar en acción, en una habitáculo con cuatro biombos, Lisa o Helga, si no está ocupada en ese momento, les hacen una breve mamada para que entren todos bien tiesos al rodaje. Lo que se llama en el argot del cine de adultos: "hacer de mariposa".

Más de uno se ha corrido antes de entrar en la boca de Helga o entre las tetas de Lisa, incapaces de aguantar la tensión del momento. A Lisa no le gusta chupar, a la morena Lisa le gusta hacer pajas cubanas. Sentir como un pene se deshace entre sus pechos tras eyacular y la pringa de cálida masculinidad. Sentir como la polla se bate en retirada y ella se proclama absoluta ganadora de nueva. No hay nada mejor en el mundo. ¿A qué sí?

Por supuesto, al que eyacula antes, no se le devuelve el dinero y tiene que salir del plató con el rabo -nunca mejor dicho- entre las piernas. Alguno se atreve a quejarse y maldecir su puta suerte, pero es rápidamente echado del plató por el resto de la fila.

Frida está tumbada en un fardo de paja vestida solamente con botas de lluvia amarillas, y un corpiño que deja al aire sus brillantes y maquilladas tetas. El atrezo lo completan una horquilla para recoger paja y dos cajas de madera, una llena de mazorcas de maíz y la otra llena de rojas manzanas. Bruno, a pocos metros, graba todo con una cámara con planes imaginativos e imposibles. La forma de rodar de Bruno no tiene comparación posible y los espectadores parecen estar metidos ellos mismos en la escenas. Para darle un toque más campestre, cada dos-tres minutos, Helga o Lisa, subidas a una escalera abatible, riegan la escena con plumas que se pegan a los cuerpos sudorosos de los actores y sueltan alguna que otra gallina cacareanteBruno, para estar más integrado y no desentonar, rueda todo en pelota picada, botas camperas y con su gorro calado hasta las orejas. Es un gran profesional. 

Theo Berghuis no llegó a tiempo para ser el afortunado para depilarla el sexo a Frida, pero ha pagado 100€ para entrar con uno de los primeros grupos y además le ha tocado por sorteo beneficiarse de la vulva de la muchacha. Lleva deseando follársela desde Napoleón Bonaparte dejo a su hermano Luis al cargo de Holanda. Para que no le reconozca nadie -sigue pensando que algún día tendrá el valor de pedirá a Frida que se tome una cerveza con él- entra con un pasamontañas calado.

—Hola Theo —le saluda Frida abierta de piernas. Qué alegría que te animes a ayudarme a salvar mi granja.

Theo atónito saluda de vuelta, avergonzado y en voz baja, se quita el pasamontañas y lo lanza lejos, quedándose, colgando en la polla tiesa de otro muchacho, y tras recibir la aprobación visual de Frida le mete de una estocada en el depilado coño, toda la inflamada polla, gorda como un pepino. "Vaya pollón gasta el amigo", piensa mientras masturba con cada mano una polla distinta. A la boca se lleva la polla de Erik, que ha venido a pecho descubierto. Transcurridos menos de tres minutos, todos se han corrido a excepción de Theo, que no ha sentido un coño más apretado en su vida y aguanta como el valeroso almirante holandés De Ruyter haciendo trizas los barcos ingleses en las bases navales del río Medway.

No lo ha tenido fácil el muchacho en su vida. Grande como un oso de pie, tener una polla como un burro más que ayudarle, ha sido un lastre en un pueblo pequeño. Su exnovia sólo se la meneaba, y le decía que le metiese esa enorme tranca a su puta madre. Y así lleva, sin meterla en caliente ya dos años. Y harto a pajas. Ni las putas de los pueblos colindantes se han atrevido a que se la metiesen.

Pero las reglas son claras y estrictas. Nadie se puede correr dentro de Frida. Eso no quita que, al muchacho, ahora mismo no haya otra cosa en el mundo que le gustaría más que descargarse en el ardiente y muy prieto sexo. Es como estar más de ocho horas calzando unos zapatos de una talla menor. Necesita aliviarse, pero sus padres no han criado a un zopenco irrespetuoso.

Frida le ve luchar con todas sus fuerzas al zagal y retirar apesadumbrado su duro miembro de su volcánico sexo. Es un buen muchacho. No se salta la reglas. Pero Frida no es de piedra. Ella misma se ha corrida nada más ser penetrada por Theo y no es justo que el muchacho eyacule "sólo" encima de su depilado pubis y vientre. Se incorpora y le dice que está bien, que se corra dentro. Que no pasa nada, que le ha puesto una ofrenda este mañana a Santa Isidra y no se quedará encinta por mucho que se corran algunos dentro por equivocación. Ella no es tonta.

Theo asiente y la vuelve a meter hasta que hace tope con los huevos y se pega la corrida de su vida. Es tan exagerada la eyaculación que tras salir del plató se tiene que sentarse fuera del pajar a coger aire. Una vez recuperado y a punto de marcharse, Helga se acerca y le da la enhorabuena. No ha visto gritar de placer nunca tanto a su amiga. Que no se vaya muy lejos. Frida insiste que el último de la tarde, el último de los treinta, el del colofón sea él.

Cada tanda, Helga pasa a asear mayormente la cara de Helga del semen con unas toallas perfumadas y retirar las plumas pegadas al cuerpo. Otras veces limpia con esmero las corridas en pecho y vientre. Después pasa la fregona por el suelo. El peculiar olor metálico del esperma es muy presente y le encanta. Jamás había tenido ocasión de ver tantos rabos juntos y es una experiencia que jamás podrá olvidar. Lo máximo que ha visto ha sido dos vergas juntas cuando se la metieron aquellos rudos gemelos. Sólo tiene palabras de agradecimiento a Frida por la oportunidad que le ha dado.

¡Y lo que se está riendo! El grupo anterior fue la bomba. Los dos muchachos que les tocó ser masturbados se corrieron casi al unísono y la fiera de Frida apuntó sus falos eyaculadores en lugar a sus tetas, al compañero de enfrente. Se pusieron perdidos de leche. Una risotada estalló entre todos los presentes. A ellos no le hizo la misma gracia, pero oye no siempre llueve, o se corre, a gusto de todos.

Bruno está muy satisfecho, el streaming con el gangbang tiene una acogida brutal. Están retransmitiendo a toda Holanda. Frida con su desparpajo y su sonrisa está cautivando a la audiencia. "Qué buena está la hija de puta", piensa Bruno, mientras le indica al último grupo que pase al plató. Antes de que se posicionen todos, Bruno, le pone la polla en la boca a Frida y le da indicaciones concretas como debe chupar la tranca de los afortunados para los siguientes planos. De milagro no se corre al sentir la cálida lengua de Frida sobre su inflamado glande. Le ha enganchado la polla como un niño sediento tras estar un día entero jugando en la playa.

Por su parte Frida no podría estar más contenta. Está disfrutando muchísimo. No sólo es el objeto de deseo de una treintena de hombres de forma presencial sino además de centenares de otros de forma virtual. Cada eyaculación que recibe lo atesora como el regalo que es para ella. Nunca una pérfida transacción. ¿Qué tiene de malo monitorizar una decisión tomada por ella misma? Nadie la ha forzado a participar en este rodaje. Ella ha elegido a los zagales con los que ha tenido sexo. No hay un chulo abusivo de por en medio que se quede con el fruto de sus trabajo y está salvando su herencia familiar. Su cuerpo, su decisión. El que no le guste, que no mire.



Se retiran los últimos cuatro muchachos, fatigados, de pecho enrojecido y pene flácido, dándose la mano y palmadas en el espalda. Frida se lleva la mano a la boca para evitar soltar una risotada. De nuevo se ha corrido uno por equivocación dentro de ella. 

Helga termina de acicalar el pelo a Frida, mientras Lisa le dice a Theo que pase al pajar para la última toma. El muchacho entra muy nervioso, estrangulando su gorro.

—¡Theo! —le llama una muy sonriente Frida lamiéndose las pringosas tetas—. No estés nervioso. Puedo con tu polla de asno. No tengas miedo. La necesito entera. Anda, túmbate. Quiero montarte a pelo como monto a mi caballo Bucéfalo todas las mañanas. 

Bucéfalo al oír su nombre relincha intranquilo en su celda. El pobre se pensaba que le iban a sacar a él a cabalgar. Mala suerte, amigo, le toca a tu dueña hoy.

El hijo de los Berghuis se sienta en el fardo del pajar, y tras atender las indicaciones de Bruno por un tema de iluminación, Frida se sienta encima de él y empieza a cabalgarle. Las gordas tetas de Frida golpean inmisericordes, una y otra vez, el rostro de Theo mientras que él le mete embestida tras embestida. El sabor salado de sus pezones, le está volviendo loco. 

Ella sube lentamente el culo hasta sentir que sólo el prepucio del zagal queda abrazado por sus húmedos labios íntimos. A continuación, se deja caer a plomo para devorar el miembro al completo de nuevo. Repetidas veces, las que hagan falta. Frida no cejará hasta que sentir que el durísimo miembro, más tieso que el larguero de una portería de fútbol, ceda y le entregue su ración de leche de rigor. Anda que no es ella nadie ordeñando. La mejor saca leches de Holanda. No hay ni vaca ni toro que se le resista.

Bruno no deja de levantarse de su silla de camping y rodar desde diferentes ángulos. Su polla tiesa bambolea de una lado a otro, soltando latigazos de líquido preseminal. Aunque se debe a su arte, eso no quita que se esté poniendo malísimo. El regordete y sudoroso culo de Frida, subiendo y bajando es una invitación difícil de ignorar. Pero él un profesional. Siente la mano de Helga agarrarle del troncho por detrás suya y empezar a masturbarle el glande con un pulgar. 

—Métesela por el culo —le susurra Helga al oído—. Está deseándolo. La conozco desde que tenía dieciséis años. No seas un mierda. Lo olvides tirarla de las coletas. La pone como una moto y luego me la metes a mí un poco.

—¡Y a mí también! —le indica Lisa desabrochándose una botonera del peto, descubriendo un pecho generoso de aureolas color caramelo.

Bruno le pasa la cámara a Helga y sin más explicaciones le clava la polla a Frida de una estocada en el ojal.

—¡Ya era hora! Pensaba que no te ibas a atrever nunca—responde una jadeante Frida, demolida por los pollazos de Theo y ahora con una segunda tranca dentro metida en el culo. Ahora sí que no puede quitarse la imagen de su cabeza de los pistones de un motor de combustión de cuatro tiempos subiendo y bajando. Cuando entra la polla de Theo, sale la de Bruno y viceversa. Se vuelve a correr.

Bruno con menos tablas y ya habiendo aguantado lo imposible, se corre al poco tiempo generosamente encima del culo de Frida. Le tiemblan las piernas una barbaridad. Su picha amorcillada goteando es rápidamente puesta a cubierto en la boca de una sedienta Helga.

Frida con el ardiente y pegajoso semen de su director favorito sobre trasero y omoplatos, sube la velocidad de cabalgada paulatinamente y no se detiene hasta sentir como la polla del hijo de los Berghuis se hincha cada vez más para terminar eyaculando con explosivas ráfagas dentro de ella, inundándola de volcánico esperma. Sigue cabalgándole -para mayor gozo de la comunidad virtual- hasta que el troncho derrotada abandona el centro de ordeño de Frida con un lastimoso plop. La mayoría de la pastosa masculinidad de Theo encuentra una vía de escape y abandona malhumorada a borbotones el sexo de Frida, poniendo los muslos del fornido Berghuis perdidos de oloroso semen. 

Frida, la nueva estrella del porno, ahora sí, descabalga a un Theo más agotado que una cometa en un temporal y se dirige a un ventanal del pajar para descolgar por ella las tetas y coletas para el plano final. Una gallina indignada se cruza.

El streaming cierra la emisión con Frida girándose y saludando a la cámara. El objetivo de acerca primero a su culo y después a su vagina que gotea las últimas gotas rezagadas de semen que bajan por sus torneadas piernas. Bucéfalo vuelve a relinchar al fondo. Hoy no le toca salir para su desesperación.

El lunes siguiente.

—Srta De Klerk, podemos ofrecerle de buen grado un crédito mejorado con unas ventajas inmejorables. No creo que sea necesario liquidar todas sus cuentas en nuestra caja rural. Nuestra oficina está deseando continuar con nuestra larga colaboración y ayudar a su granja en todo lo posible. Le ruego se lo piense de nuevo. 

—Está todo más que pensado y repensado. Tome su dinero Sr. van Vaart, métaselo en el culo y gracias por no estar cuando más lo necesitábamos. No necesito de sus limosnas.

—Frida, la puedo llamar Frida, ¿verdad? Yo puedo serte de mucha utilidad— dice van Vaart bajándose la cremallera y sacándose la minga—. Sé de lo que eres capaz. He visto tu video. Primera clase. Y si tú eres buena conmigo, yo también lo seré contigo. Quizás hayamos tenido un malentendido la pasada semana. El matrimonio es algo muy duro y yo...

—Sr. van Vaart. Se le diré de forma educada; Váyase a tomar por culo. Esto son lentejas. Es su frase favorita ¿no es cierto? Por cierto, le he estado grabando con el móvil. Le he cogido gusto a eso de las grabaciones. No se ha dado cuenta, ¿verdad? Ahora se lo puede explicar a su esposa que la tengo al teléfono y a su jefe de zona después. Que tenga un bonito día mientras le dan por culo su mujer y su futuro ex jefe.

Frida sale de la sucursal con una amplia sonrisa. La granja está a salvo. Han hecho suficiente dinero para respirar tranquilos al menos los próximos seis meses. Y viendo el éxito obtenido por su streaming, no descarta volver a rodar una continuación en breve. El porno rural tira un montón. Necesitará buscarse un nombre artístico. Algo como "Frida, la granjera caliente" o "Mrs. Leche en polvo". Ya se le ocurrirá algo. Siempre lo ha hecho.

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FRIDA VOLVERÁ.

La banda sonora de "Frida en Vida rural"

John Denver - Take me Home (Epic Version)


Vengaboys - Shalala lala



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Comentarios

  1. Interesante personaje esta Frida. ¿Saldrá en más relatos?

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    1. Sí, en un relato titulado provisionalmente "Frida en Ámsterdam". Gracias por tus palabras.

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