Arsène Putain y la botella robada (Inspector Arsène Putain #11)
—¡Dime que vas a ir! ¡Las fiestas que da mi hermano son un auténtico coñazo! —exige Noëlle, la hermana menor veinteañera de Olivier, mientras cabalga sobre la enorme polla de nuestro tenaz e intachable inspector.
Arsène no responde en ese momento ya que está demasiado ocupado en ver cómo sale del embrollo. Se ha corrido hace unos segundos, dentro por supuesto, y Noëlle le había advertido por activa y pasiva que ni se le ocurriera hacerlo esta vez. Pero tiene el inspector recursos de sobra y su infatigable ayudante ha acudido a su auxilio. Ya la tiene dura de nuevo y dentro de unos minutos, la sacará y eyaculara sobre alguna parte del cuerpo de Noëlle y aquí no ha pasado nada. Paz y luego Folla, o algo así era.
También sabe que la hermana pequeña toma la píldora desde hace años y que eso de no correrse dentro es puro postureo de una niña bien.
—¡Sr. Inspector, me vuelve loca! —Noëlle ha aumentado el ritmo del trote y le ha colocado al anegado Arsène ambas manos en sus cachetes del culo—. ¡Olvide lo que le he dicho, córrase dentro, lo necesito! ¡Necesito sentir su chorro ardiente, el peso de la ley dentro de mi coño! —demanda una desatada Noëlle que siempre pasa a llamarle en tercera persona cuando está teniendo un orgasmo.
Putain, que en el fondo no tolera que le mande nadie y menos en estas lizas, saca la verga, gira a la sorprendida Noëlle y con dos estrujones al mástil, descarga inundando el interior del valle de las montañas gemelas de la pija.
La niña pija maúlla de placer como una gatita mientras se restriega en círculos el viscoso liquido por las rosadas aureolas.
A las niñas ricas no le excita muchísimo que no las hagan ni puto caso. Y en eso, él es un maestro.
Días más tarde.Realmente no era una fiesta a la que acudía nuestro intrépido inspector. Era un coñazo de cata de vinos disfrazada de fiesta en la excelsa región de Languedoc-Rosellón. Un festejo organizada por Xavier Saint-Étienne, un afamado vinicultor que rozaba los 60 años, vamos que le había dado la vuelta al jamón ya hace diez años, y aprovechaba para tirarle los tejos a la madre de Olivier.
Arsène había sido vilmente engañado por Noëlle. Ni era una fiesta, ni estaba organizada por su amigo Olivier y encima debía venir solo ya que la relación de "aquí te pillo, aquí te follo" con Noëlle no era conocida. Aunque luego esperaba encontrársela y hacerle pagar caro el engaño. Quizás la empotraría, por tramposa, en la caseta de mantenimiento de la piscina cómo ya hiciera cuando la conoció hace años. Esa vez se la folló junto a su amiga del alma y futura novia de Olivier, Ava, encima de unas mangueras. Mientras su madre Anouk la llamaba y buscaba, con una copa en mano y los tacones en la otra, por el jardín, a él le estaban chupando los huevos y el rabo las dos amigas. Eso es amistad y que no le digan lo contrario. Y como es un caballero, mientras se corría, posicionó las caras de ambas muchachas a cada lado de su descomunal verga para que siguieran lamiendo su falo mientras eyaculaba como un toro. Se habían ganado a pulso ver ese espectáculo. Es lo menos que podía hacer.
Arsène no iba descaminado con el evento. Era un rollo macabeo. Mientras bebía una copa de vino, Anouk se le enganchó al brazo y le iba presentando a las diferentes personas del evento.
Nuestro inspector sabía a ciencia cierta que lo hacía para evitar al pesado de Xavier, al que sólo le faltaba un letrero para que fueran más evidentes sus pocas éticas intenciones con la madre de Olivier.
—Arsène, esta es mi buena amiga Catherine Martin —dijo Anouk presentándola—. Te acuerdas de él, ¿verdad? Ya te conté... aquello. ¡Cathy es famosísima y tiene muchos Césars en su poder!
"Lo que tiene es un pollazo bien dado", pensó Putain mientras disimuladamente se colocaba el "arma".
Es Catherine Martin es una madura actriz ganadora de un porrón de Césars. Ataviada siempre con pamela, gafas oscuras y amiga íntima de Anouk desde su adolescencia. Casada (infelizmente) con un productor americano. Tienen en común un hijo, hijo Jean-Michel, que más de una vez han tenido que sacar de un embrollo por gilipollas y una hija, Ava, a la cual Arsène ya la he presentado sus respetos y lamido el coño.
Es también la actriz un poco pedante y pretenciosa. Mira a Arsène por encima del hombre mientras chupa su fino cigarrillo.
—Sra. Martin, un placer, ¿puedo hablar con usted un momento a solas? —dice Arsène mientras la coge de la cintura y se la lleva al interior de una de las bodegas más alejadas.
Bajando unas escaleras hacia una apartada bodega y tras cerrar una puerta, Putain no se anda con rodeos.
—Sra. Martin, lamento decirle que su hijo está metido de nuevo en otro lío.
—Ahora mismo está de nuevo en las dependencias policiales por un desagradable tema de carreras ilegales. He intentado, desde mi posición, que no llegue a la prensa, pero me temo que no voy a pod...
—¡Cállese y dígame cuánto dinero me costará! —replica una cada vez más enfadada Catherine.
—No, esto no es cuestión de dinero, Sra. Martin. ¡Me ofende usted al creer que soy sobornable! ¡Intachable! ¡Me debo a la ciudadanía de París! ¡Lo que me propone usted es un delito!
—Discúlpeme, inspector. Por supuesto. Estoy muy nerviosa. Mi hijo no hace más que darme problemas. En cambio, mi Ava es un sol y un dechado de virtudes en comparación con él— contesta una muy acorralada actriz.
—Entiendo. Por su amistad con Anouk no se lo tomaré en cuenta. Haré todo lo posible para que esto no trascienda a la prensa y se pueda poner en duda su intachable apellido.
—Es usted ciertamente mi ángel de la guarda. Ya me lo dijo Anouk. ¿Cómo puedo recompensarle?
—Poca cosa. Bájese las bragas. —exige Putain mientras se desabrochaba la cremallera y se sacaba el pollón —tiene nuestro anegado inspector un olfato privilegiado y un sexto sentido para saber cuándo las féminas quieren tema. Y esta sin duda está caliente como una piedra al sol.
A la famosísima actriz no hizo falta decírselo dos veces, y mientras se desprendía de las mojadas bragas, se mordía el labio superior. Acto seguido, se agarró al miembro como una desesperada. Todo lo que Anouk le había comentado del tamaño del miembro del adalid de la justicia era cierto.
—La pamela y las gafas déjelas puestas.
—¡Le soy muy fiel a mi marido, aunque le esté chupando el rabo! ¡Lo hago obligada! ¡Todo por mi familia! Pero... pero... no se correrá dentro, ¿verdad? ¿No se atreverá a dejarme embarazada?
—Tranquila. Por el culo no se queda Usted preñada.
La Sra. Martin exclama un pequeño grito. Pero tanto ella como Arsène saben que ese pequeño comentario la había puesto a cien.
Finalmente, tras unos buenos cinco minutos chupándole el rabo y otros quince minutos penetrándola, y cumpliendo con su palabra de caballero, Arsène se corrió dentro de su multipremiado coño artístico mientras agarraba firmemente sus bonitos pechos con ambas manos.
Hasta que no descargó la última gota, no salió de su interior. Le resultó complicado ya que Catherine, haciéndole la pinza con las piernas, impedía que se retirara. Mientras ambos se corrían, la fiel y devota esposa se arqueaba como una posesa de placer. El puto inspector había hecho que se corriera dos veces. Y cuando, unos minutos antes, le suplicó que se la metiera ya por el culo y se lo partiera, Arsène dijo que "ya vería" mientras decidió que ahora sí eyacularía en su estrecho coño.
Lo dicho, no hay que hacerlas ni puto caso.
—¿Volveré a verle, mi buen inspector? —imploró la actriz.
El intachable adalid de la justicia no respondió. Estaba demasiado ocupado en guardarse las bragas de la premiada actriz de un porrón de Césars en el bolsillo.
"Es sin duda, un firme defensor de las causas justas. Tal como me recomendó Anouk", pensó la Sra. Martin. "¿Dónde he dejado las bragas?".
Arsène salió silbando de la bodega y pensando que seguramente volvería a ver a Catherine. Y quizás estaría también su hija Ava. ¿Tal vez un 2x1? Su ayudante ya estaba aplaudiendo sólo pensando en esa libertina posibilidad.
Se dirigió al centro de la fiesta, dónde el anfitrión, también iba a exhibir por primera vez al público, una costosísima botella. Un edición limitada rescatada de las bodegas del mismismo Titanic, un Domaine de la Versallée-Contis, poseedora en su interior de pepitas de oro.
—¿Ya te has follado a mon amie? —le susurró Anouk al virtuoso inspector. —Seguro que sí. Y por el culo. Lo que no ha hecho nadie antes. ¡Qué guarra es! —continuó la rica mientras le tiraba de la descargada polla tapándose la mano con una pamela. —¡Más te vale que te queden fuerzas para acabar la faena! ¡Yo también quiero que me partas el culo! ¡Puto Mr. Polla gorda!
Arsène sonrió y pensó en un 3x1. Se imaginó a las tres chupándole el rabo, mientras se apartaban sedientas unas a otras. Él mientras tanto las acariciaba el pelo, el de arriba y el de abajo, como a unas perritas. Es importante pasar el conocimiento de madres a hijas.
Un grito le sacó de sus pensamientos. Era Xavier. Le habían robado la botella.
Una solitaria nota firmada como Moloko ocupaba el puesto de la botella.
¡Este Arsène es incorregible! Gracias por compartir 😊
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